Amado Avendaño Figueroa

Periodista comprometido con la promoción y defensa de los derechos humanos en Chiapas

“Abogado de profesión, periodista de oficio, y político por accidente”, así se definía, Amado Avendaño Figueroa, el ex gobernador rebelde de Chiapas, quien respaldado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) contendió en las elecciones de 1994.

El periodista Amado Avendaño se asombró cuando la mañana del primero de enero en la plaza central de esta ciudad, al dirigirse al líder encapuchado del grupo armado alzado en armas, éste le llamo por su nombre de manera afable y confianzuda, era el subcomandante Marcos, recordaría después en su largas charlas repletas de anécdotas.

En su despacho particular Amado Avendaño presumiría por siempre aquel primer encuentro con el líder del EZLN. Después de éstas muchas más inundarían su álbum: con los milicianos, con las bases de apoyo, con los niños zapatistas, con todos y cada uno de los actores que del movimiento rebelde formaron parte como protagonistas.

Nacido en el pueblo costeño de Mapastepec, hace 65 años, Amado Avendaño se vino a estudiar derecho a esta ciudad, donde incursionó en el periodismo, para fundar en febrero de1968 su periódico “Tiempo, que informa y orienta”.

Seis años después en 1974, luego de la inundación de la ciudad, el gobernador Manuel Velasco Suárez, originario de este mismo lugar, impuso como alcalde de esta ciudad al último regidor suplente del ayuntamiento -a Amado Avendaño-, para sustituir al edil Federico Ruiz Salazar, quien se declaró enfermo y no pudo recibir al presidente Luis Echeverría que había visitado la zona de desastre.

En aquel 1994, se celebró en esta ciudad el Primer Congreso Indígena Fray Bartolomé de Las Casas, que sería uno de los antecedentes del movimiento rebelde que se gestaría en la Selva Lacandona.

Terminó su gestión municipal y Avendaño regreso a la trinchera periodística donde con su esposa, la aguerrida, Concepción Villafuerte consolidó la empresa familiar dándoles voz a los indígenas, a los grupos marginados y reprimidos por el gobierno.

Cubrió el surgimiento de las organizaciones sociales en los ochentas y la represión; las arbitrarias acciones desde gobernadores como Juan Sabines, pasando por Absalón Castellanos y Patrocinio González Garrido, denunciando todo puntualmente.

Cuando el levantamiento armado el 1 de enero de 1994, Amado y Conchita se enteraron desde muy de madrugada de las filas de indios armados que zumbaban por las lluviosas y gélidas calles de esta ciudad. Desde su pequeña oficina y su destartalado fax se difundió a las principales cadenas nacionales e internacionales de radio y televisión la Primera Declaración de la Selva Lacandona emitida por el EZLN.

A partir de ese alzamiento el periódico Tiempo no tuvo otra opción: tomó partido, filia rebelde. Se convirtió así en el órgano de difusión del ELZN. La familia Avendaño tuvo que ceder y entregar como cuota los 26 años de periodismo a un levantamiento indígena.

En ese marco de 1994, cuando Amado Avendaño regresó de Santiago de Chile, su familia le notificó que la sociedad civil lo quería de candidato a gobernador de Chiapas por el PRD, que tenía por ende el apoyo decidido de la Comandancia General EZLN.

Avendaño se adentró a al selva y fue en la búsqueda de explicación alguna. No había más estaba condenado a contender ante el priísta Eduardo Robledo Rincón. La orden de la comandancia en voz del subocomandante Marcos era que encabezara un gobierno de transición, que creará una nueva constitución política local y que convocará -ahora sí- a elecciones libres y democráticas.

Con la línea rebelde Amado caminó por todo Chiapas, hizo campaña hasta que un trailer embistió su camioneta en la carretera costera, cerca del pueblo que lo vio nacer. Y aunque el sobrevivió con varias lesiones, tres de sus colaboradores perdieron la vida en julio de 1994.

Y aunque oficialmente perdió ante el priísta, Amado Avendaño fue impuesto como gobernador rebelde por parte de quienes reclamaban el triunfo, el movimiento de resistencia civil prozapatista que abarrotó la plaza central de Tuxtla Gutiérrez, donde tomó protesta como nuevo gobernador a la par que el mandatario constitucional tomaba protesta a escasos dos kilómetros en un teatro custodiado por cientos de policías y militares.

“Cuando el Gobierno Central se empecinó en darle el triunfo a quién no lo había obtenido en las elecciones, porque en las elecciones ganamos nosotros, no es porque yo Amado Avendaño Figueroa haya sido una figura política que la conociera todo el mundo, sino que le resultó contraproducente el atentado, porque Amado Avendaño no lo conocían, a raíz del accidente se hizo una explosión publicitaria extraordinaria y entonces el pueblo, por coraje, por lastima, por admiración, el día de las elecciones, que fue un mes después del accidente-atentado, todo el mundo fue y voto por mí”, diría Avendaño en 1998.

Para Avendaño ser gobernador rebelde “fue más simbólico que real”, pues su más cercanos colaboradores en el gabinete rebelde lo fueron dejando solo. Apuntó como uno a uno sus colaboradores rebeldes, incluyendo al exlíder social Rubicel Ruiz Gamboa, asesinado en 1998, fueron coptados por el gobierno.

Amado Avendaño era referencia obligada en el movimiento rebelde, conocerlo y tomarse la foto con él, una leyenda viviente, era lo que muchos hacían en el marco de cada “Zapatour” donde éste se apareciera.

Estimado y apreciado por el subcomandante Marcos, el pasado lunes 26 de abril, a las 5 de la tarde Avendaño Figueroa sufrió un derrame cerebral de inmediato fue trasladado al Hospital Colonial de esta Ciudad.

Los médicos lucharon con empeño para estabilizarlo. Avendaño Figueroa tuvo que ser trasladado a Comitán una hora después del percance, el día 27 aproximadamente a las 6 de la mañana, los médicos le diagnosticaron la muerte cerebral al periodista y luchador social.

Tras largas 72 horas de agonía, el jueves 29 de abril a las 18 horas, Amado Avendaño Figueroa dejó de respirar informaron los médicos a sus familiares, encabezados por la ahora viuda Concepción Villafuerte de Avendaño, quienes esperaban que “solo un milagro” podría salvarle la vida.

Le desconectaron el respirador artificial, pues los médicos argumentaron que después de 72 horas el cuerpo iba a empezar a presentar infecciones y complicaciones, y decidieron que lo mejor era optar por “lo más doloroso”, dijeron sus hijos.

Para los zapatistas, “fue un oído atento y respetuoso para el dolor de los indígenas chiapanecos aún antes del amanecer de la guerra contra el olvido, escuchó cuando la mayoría estaba sorda y miró cuando muchos estaban ciegos.

Luis Hernández Navarro lo describió así: “Incómodo tanto para el poder como para la izquierda partidaria, hizo de su vida un elogio a la ética, a la valentía, a la tenacidad, a la resistencia… Su vida muy bien puede convertirse en un capítulo más en el libro Arcángeles, de Paco Ignacio Taibo II.

Adolfo Aguilar Sinzer lo consideraba: “un ser humano dotado de una inmensa bondad, de un intelecto simple e incisivo y de convicciones e ideas expuestas con modestia y humildad y defendidas en la práctica cotidiana de su existencia, con grandeza y valentía”.

Avendaño Figueroa, abogado de profesión, periodista de oficio y político por accidente es uno de esos chiapanecos que nunca necesitará de una calle, un parque, un premio o un monumento para ser recordado.

Honrar su memoria es honrar a miles de chiapanecos y mexicanos que como él, pero en el anonimato, continúan luchando por la libertad, la democracia y la justicia que tanta falta le hace a Chiapas.

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En Marzo del 2007, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal -cuando era presidente de ese organismo Emilio Álvarez-Icaza- le puso el nombre de Amado Avendaño Figueroa a la Sala de de Prensa como un reconocimiento a chiapaneco comprometido con la defensa de los derechos humanos en Chiapas.

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Citas de lo que se dijo de Avendaño Figueroa en ese evento

Blanche Petrich, periodista de La Jornada, relató que durante la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, la gestión jurídica de Amado Avendaño se complementó con el periodismo. “En una charla con él, me comentó que muchas veces llegaban los indígenas a la redacción, con los dientes entre sus manos, a denunciar las agresiones en su contra, unas veces a señas y otras sin poder hablar. Acudíamos al Ministerio Público, pero como no querían iniciar las investigaciones, el caso se publicaba en el periódico”.

Comentó que la construcción de la credibilidad ante los ojos de los indígenas fue una labor ardua del fundador del periódico Tiempo. “En 1994, el San Crisis Time fue epicentro de la labor periodística que cubría el fenómeno zapatista. El largo trayecto de este periódico fue en solitario y a contracorriente. Surgió la posibilidad de que este medio tuviera resonancia”, agregó.

El defensor de indígenas y periodista del pueblo, como lo calificó Blanche Petrich en mayo de 1994, Amado Avendaño fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la gubernatura de Chiapas. “Su propuesta rompía todos los esquemas de la política, pues pretendía instalar un gobierno provisional y convocar a una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Carta Magna para el estado, donde el pueblo fuera el protagonista. Era la única vía para lograr la paz”.

La periodista opinó que su pequeña revolución pacífica significó subversión pura para un régimen autoritario y violento, una vía para subvertir el sistema antidemocrático, que 13 años después subsiste a pesar de la alternancia. Por eso para el poder era indispensable eliminar la esperanza: eliminar a Amado Avendaño, afirmó.

Por su parte, la periodista Concepción Villafuerte Blanco, aseveró que la ignorancia del significado de los derechos humanos es una de las principales violaciones que prevalece. “El hecho de que los gobiernos propicien esa ignorancia, que no proporcionen los medios, la información y la cultura sobre los derechos humanos, es una acción deliberada para que los habitantes de este país no los reclamen”.

Además de no facilitar ese conocimiento, apuntó que otra violación es la obstrucción de las acciones civiles que promueven la educación y la defensa de los derechos humanos. “Saben que ellos son los únicos responsables de las violaciones, por eso es evidente que traten de impedirlo”, recalcó.

Villafuerte Blanco sostuvo que son muchas las formas de represión hacia los periodistas y defensores de derechos humanos las cuales van desde las simples amenazas verbales hasta el asesinato. “Hay veces que a los periodistas no los matan por lo que publican, sino por lo que suponen van a publicar, y ese fue el caso del periodista Roberto Mancilla, quien investigaba sobre la muerte de homosexuales en la entidad”, comentó.

Al referir la situación de la prensa chiapaneca desde el 19 de marzo de 1989, fecha de inicio de actividades del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, la periodista denunció el clima de hostilidad que caracteriza el ejercicio de esta profesión hasta la actualidad. “Sin querer, nos involucramos en la defensa de los derechos humanos, mezclando la denuncia periodística, la defensoría de oficio y la participación personal. No ha cambiado la situación, pero ya no sufrimos, simplemente lo enfrentamos”, dijo.

Jesús Ramírez Cuevas, periodista independiente y colaborador de La Jornada, se refirió al trabajo de toda la familia Avendaño Villafuerte, como ejemplo de equidad, entrega desinteresada y solidaridad, al rememorar el año 1994, cuando concurrió con otros reporteros jóvenes a cubrir el levantamiento zapatista.

Asimismo, señaló que poner el nombre de Amado Avendaño a la sala de prensa: “es un recordatorio para todos los que somos periodistas de que no sólo existe el periodismo al servicio del poder y que acepta sus reglas del juego como lo único posible. Hay voces, hay trabajo y hay dignidades que se expresan, a veces de manera oculta o soterrada, pero que ahí están”.

Ramírez Cuevas dijo que al lado de Avendaño Figueroa, a quien señaló como un ejemplo de héroe civil, por su ardua tarea de enfrentar el poder caciquil en Chiapas, en un tiempo en que tampoco existían las comisiones de derechos humanos: “estábamos aprendiendo de la ética que era trabajar para la verdad, para que se conociera la verdad, en que en eso no había precio, ni jerarquías, ni grandes personalidades”.

Por su parte, José Reveles Morado, periodista de El Financiero, reveló el atentado que sufrió Amado Avendaño el 25 de julio de 1994, desde el poder, como candidato a gobernador de Chiapas, del que salvó la vida, no así tres personas que fallecieron, y que en aquel momento fue catalogado como “un accidente”.

De acuerdo con las indagaciones que hiciera su propia viuda, Concepción Villafuerte, y que dio a conocer en septiembre de 2000, Amado Avendaño fue presa de la complicidad de su entonces contendiente por el PRI, Eduardo Robledo Rincón; quien fuera el procurador en ese estado, Jorge Enrique Hernández Aguilar, y al dirigente magisterial, Germán Jiménez Gómez, para asesinar al fundador del diario “Tiempo”.