Chenalhó, Chiapas, México. 11 de Septiembre del 2010 A la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas A las Iglesias del Mundo A la Prensa Nacional e Internacional A los Defensores de Derechos Humanos Nacional e Internacional A la opinión Pública. Hermanos y hermanas: “Los cristianos siempre hemos de estar a favor de la VERDAD Y LA JUSTICIA”. Palabras de nuestros Obispos de México en la carta pastoral: “Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra patria”. Estamos en plenos días del Bicentenario de la Independencia de México y centenario de la revolución, las autoridades y los medios de comunicación no se cansan de repetirlo. Según hemos escuchado el gobierno está gastando mucho dinero en las fiestas para celebrarlo. Pero, ¿Qué es lo que celebran? ¿El fin de la esclavitud como lo buscaba el Sacerdote Miguel Hidalgo? ¿La libertad del pueblo de México como la que defendía José María Morelos? ¿Que los campesinos tengan Tierra y Libertad como deseaba Zapata? ¿El pueblo mexicano es independiente o seguimos siendo dependientes de las empresas trasnacionales? ¿Nosotros los indígenas, somos libres de verdad?. Como pueblo indígena de Chenalho seguidores de Cristo Liberador y devotos de la Virgen de Guadalupe “Patrona de nuestra libertad” recordamos todas las luchas y los sufrimientos que hemos tenido como pueblo a lo largo de nuestra historia, específicamente en 1989 luchamos para que salieran exploradores de petróleo enviados por el gobierno, la Iglesia católica organizamos oraciones y peregrinaciones para defender Nuestra Madre Tierra. En 1992 como Iglesia nos organizamos nuevamente para liberar a 5 hermanos nuestros, encarcelados injustamente. En 1997 como Iglesia Católica, en medio de tanta violencia organizamos ayunos y oraciones por la paz y la justicia, como consecuencia, 45 hermanos y hermanas nuestros fueron masacrados por paramilitares, 4 mujeres embarazadas, este hecho no se ha avanzado en la justicia, mas bien, han alimentado la impunidad, vergüenza para nuestras autoridades federal y estatal. Ahora estamos nuevamente organizándonos para defender Nuestra vida, la Tierra es nuestra identidad, somos de la tierra, de ahí comemos, sin tierra, nosotros los indígenas, no seriamos nada. En nuestro comunicado pasado del 8 de agosto del presente año, expresamos: “Sabemos que como lo han manifestado diversas organizaciones indígenas y no indígenas, que aquí en Chenalhó quieren construir una ciudad rural como las de Santiago del Pinar y Nuevo Juan de Grijalva”. Reunidos en este día, todos los servidores de esta Iglesia Católica, por la información que tenemos descubrimos la verdad, que “sí” se quiere construir una Ciudad Rural en Chenalhó. Aunque de parte del gobierno lo ha negado. El gobierno dice que este proyecto es para contrarrestar la pobreza, nosotros decimos que no es verdad, más bien es para empobrecer más al pueblo Indígena, es para controlar, para despojarnos de nuestra cultura, y fortalecer algunas empresas. Nosotros tenemos nuestra forma de vivir, construir nuestra casa, no entendemos ¿por qué? desde afuera deciden: la medida de la casa, enmayar la casa, nosotros no somos pollitos para estar enmayados como en Nuevo Grijalva, ¿por qué? unos cuantos deciden qué sembrar en nuestra tierra, cuando nuestros antepasados nos dejaron la sabiduría milenaria de que el MAIZ es el corazón de nuestra vida. Nosotros y nosotras, como cristianos, conscientes de nuestra dignidad, y de nuestro compromiso desde el Evangelio de Cristo, volvemos a decir que no queremos que se construya. En esta contexto que nos encontramos los Indígenas, no tiene sentido celebrar el bicentenario de la independencia y el centenario de la Revolución, pues los humildes y sencillos que lucharon por nuestra patria no son tomadas en cuenta, más bien, manipulados, controlados con proyectos asistenciales. Los obispos en la carta pastoral, expresan: “Hoy, lo que la Iglesia celebra es el don de la libertad; lo agradece y se esfuerza por preservarlo y enriquecerlo. Dentro de esta visión cristiana de la historia, los sufrimientos y dolores, adquieren un significado profundo de lucha interior que ayuda al creyente a reafirmarse en el bien…la fe católica fue un elemento presente y dinamizador en la construcción gradual en nuestra identidad como nación”. La verdadera celebración seria en darles un lugar digno a los indígenas, en no despojarlo de sus tierras y en hacer cumplir los acuerdos de San Andrés así como lo expresa la declaración de las naciones unidas en el Art. 26: “Los pueblos Indígenas tienen derecho a la tierra, territorio y recursos que tradicionalmente han poseído ocupado o de otra forma utilizado o adquirido”. Nuestra palabra está fundada en la Biblia y en el Magisterio de la Iglesia. Como Iglesia, parte de nuestra misión es escuchar el dolor y sufrimiento del pueblo, pues Dios mismo dice: he visto la humillación de mi pueblo en Egipto y he escuchado sus gritos cuando lo maltratan sus mayordomos, yo conozco sus sufrimientos, he bajado para liberarlo del poder de los egipcios. (Éxodo 3, 7-8) Nuestra historia, ha sido una historia de compromiso por el Evangelio de Cristo. “El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de la gracia del Señor…Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar” (Lc. 4, 18-19. 21). Los Obispos afirmaron en Aparecida: “La Iglesia acompaña a los indígena en las luchas por sus legítimos derechos”. (DA 89) También en nuestra asamblea Diocesana de este año, uno de los acuerdos es: Detener los daños que nosotros mismos le causamos a la Madre Tierra yorganizarnos para concientizar sobre el avance de proyectos de muerte, como minas, presas, ciudades rurales, etc. Estamos conscientes de que al trabajar por la verdad y la justicia, corremos el riesgo de ser hostigados y perseguidos, pero Jesús nos dice: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo.” (Mt 28,20) “Dichosos ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así trataron a los profetas que hubo antes que ustedes.” (Mt. 5, 11- 12) Atentamente La voz de los servidores de La Parroquia de San Pedro Apóstol Mártir Y Consejo Parroquial, Zonas, coordinadores y agentes de Pastoral Ernesto Gutiérrez Pérez Tomás Pérez Arias Alberto Pérez López Manuel Ortiz Gutiérrez Juan Sántiz Jiménez Vicente Ruiz Pérez Mariano Gutiérrez Saramango Miguel Pérez Sántiz Armando Pérez Paciencia Miguel Vázquez Pérez María Guzmán Gómez Alicia Gómez Gutiérrez María Pérez Gómez Verónica Arias Pérez Pedro Luna Ramirez Javier Guzmán Pérez María Jiménez Ortiz Armando Santiz Gómez. Hna. Margarita López Cruz Olga Hernández Pérez Hna. Juana Pérez Gómez Hna. Catarina Pérez Pérez Hna. Claudia Estela Gutiérrez Hernández Hna. Josefina Arteaga Castañeda Cristóbal Ruiz Arias Pbro. Marcelo Pérez Pérez. PárrocoParroquia de San Pedro Apóstol Mártir
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