VERDAD Y JUSTICIA PARA ACTEAL
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Siempre condenaremos el asesinato de los 45 inocentes de Acteal, que nunca aceptaron el camino de las armas, ni de uno ni de otro de los grupos antagónicos de la región, sino que se definieron y se mantuvieron como luchadores pacifistas por la justicia. Oraban y ayunaban por la paz de la región. Hasta la fecha, sus deudos piden verdad y justicia, pero no abogan por la venganza y la violencia. Por decisión sostenida en su fe, no tienen armas, ni confían en ellas. Siempre nuestra diócesis los acompañará en su demanda de justicia, no sólo porque son católicos, sino porque no puede haber paz estable sin verdad y sin justicia. El conflicto, lo reiteramos, no fue religioso, sino netamente político e ideológico.
Los responsables de este crimen no deben quedar libres e impunes. Si algunos de los ahora liberados son culpables, debe haber procedimientos jurídicos para que sean nuevamente juzgados y encarcelados. Y si son inocentes algunos de los actualmente presos, es de justicia que adquieran su libertad. Sin embargo, el juicio de
¿Y qué decir de los autores intelectuales? Que es mucho más grave su culpa. Los que planearon y ordenaron este crimen, aunque nunca pisen la cárcel, y aunque presuman de ser inocentes, no podrán vivir tranquilos. Pueden engañar a los hombres y burlar las leyes, pero no a sí mismos ni a Dios. La sangre inocente siempre reclamará justicia. Es de justicia que se esclarezca hasta qué punto las más altas autoridades federales y estatales planearon y decidieron el crimen. Si se comprueba su responsabilidad, directa o indirecta, han de ser enjuiciados.
Debe seguirse esclareciendo la verdad, como base para ejercer la justicia. Sin verdad, no hay justicia y se cometen muchas injusticias. Sin verdad, pueden andar libres los realmente culpables, o permanecer en la cárcel quienes nada tuvieron que ver. Sin embargo, lo lamentable es que algunas autoridades judiciales no dan fuerza jurídica a las declaraciones de los deudos de las víctimas, que ya se cansaron de dar pruebas en contra de los liberados.
Sienten que no les hacen caso por ser pobres.
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