Extracto de la nota de Claudia Herrera Beltrán
La Jornada, 15 de diciembre del 2006

Su visita a la región del Soconusco fue ocasión para que presumiera el respaldo de otro gobernador que llegó al poder con las siglas del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Fue el caso del ex priísta Juan Sabines, quien ofreció trabajar unido con el panista y hasta le deseó que hiciera "el mejor de los gobiernos".

Por primera vez, Calderón hizo una gira a bordo del avión TP-01. El ex presidente Vicente Fox le había prestado el TP-02 para sus giras internacionales como mandatario electo y, en días recientes, el michoacano se había trasladado en helicóptero.

El retraso de Sabines

A su llegada al aeropuerto de Tapachula, Calderón tuvo que esperar 17 minutos varado en la pista aérea. Su anfitrión, el gobernador chiapaneco, no había llegado.

En ese lapso, el avión del Ejecutivo federal, lo mismo que las camionetas que trasladarían a su comitiva, a los elementos del Estado Mayor Presidencial y a la prensa al puerto fronterizo Talismán, estuvieron estacionados.

Finalmente, a las 10:23 horas, un Lear Jet con placas XC-HIS aterrizó en la pista. Vestido con una elegante guayabera azul, el gobernador de una de las entidades más pobres del país bajó a toda prisa. Corriendo, su asistente le acercaba dos artesanías de regalo para el Presidente.

No fue el único que retrasó la gira. Al poco tiempo, apareció otro jet que transportaba a más políticos chiapanecos.

Así que a las 10:28, casi media hora después del horario marcado en el programa de la Presidencia de la República, pudieron partir rumbo al primer punto.

Fuera de programa, Sabines todavía invitó al Presidente a hacer un rápido pase de revista a los elementos de la recién creada Policía Estatal Fronteriza, que fueron apostados al lado de sus vehículos en las inmediaciones del aeropuerto sólo para que saludaran al mandatario federal.

El peso de la ley a migrantes

Después de recorrer una carretera inundada de vegetación, el Presidente llegó a Ciudad Talismán, municipio de Tuxtla Chico, donde en pocos metros se pueden encontrar restaurantes como el Frontera Grill, palenques de gallos y tiendas que sólo venden colchas y ropa para
quienes viajan por esta región.