Gloria Arenas: la discriminación y la violencia contra la mujer son una “práctica cultural heredada de la organización patriarcal con la que hay que terminar”
Por Raúl Romero
Especial para The Narco News Bulletin
10 de marzo 2009
Juro no hacerme cómplice,
ni por el silencio,
de los egoístas y de los poderosos.
J. L. Borges
Oventic, Chiapas, México 7 y 8 de marzo de 2009. A veces en grupos, a veces solas, cientos de mujeres de todas las edades fueron llegando el pasado 7 de marzo al caracol de Oventic para participar en el Evento político, deportivo, artístico y cultural Mama Corral. También estábamos unos cuantos hombres, pero éramos una evidente minoría.
En la entrada cerca de cincuenta mujeres con pasamontañas constituían la brigada de seguridad. Ellas nos pedían nuestras identificaciones, nos registraban en sus listas y luego nos daban la bienvenida al Caracol.
Hasta Oventic llegó la voz de Gloria Arenas Agis, presa política en la prisión de alta seguridad de Almoloya de Juárez, quién envió una grabación en la que leía un texto titulado “¿Cuánto vale la vida de una mujer”. En esta grabación Arenas Agis hizo un recuento de las distintas formas de discriminación y violencia que contra la mujer se ejerce en varios lugares de México.
Gloria hizo hincapié en su mensaje sobre cómo dentro de muchas organizaciones de izquierda a diario se ejercen formas de discriminación contra la mujer, discriminación que en muchas ocasiones se ha materializado en violencia física y llamó a la congruencia. Por este motivo, señaló Arenas Agis, es importante reconocer que la violencia de género no es sólo un problema de clase, sino una “práctica cultural heredada de la organización patriarcal con la que hay que terminar”.
En el comunicado firmado por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se expresó que esta conmemoración buscaba recordar a las trabajadoras textiles de la fábrica Cotton de Nueva York que en 1908 murieron quemadas mientras se encontraban en huelga exigiendo mejoras en las condiciones laborales. De igual forma dijeron que con este evento querían recordar a las mujeres que desde 1994 han sido desparecidas, encarceladas o perseguidas por el mal gobierno, “a nuestras compañeras de lucha quienes han caído en el cumplimento de su deber y otras han fallecido por alguna enfermedad. Pero a todas las tenemos presente y tratamos de seguir su ejemplo.” Es decir, para todas las mujeres que han dado su vida por un mundo nuevo y libre.
Por eso, el primero de enero de 1994 las mujeres zapatistas también gritaron ya basta, y decidieron organizarse para luchar en “la política, en lo militar, en lo económico, en lo ideológico en lo cultural y en lo social”, una lucha que no ha sido fácil, pero que a quince años del la aparición del EZLN ha dado ya varios frutos.
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