ACTEAL: UN RAYO DE ESPERANZA


Cuando casi habíamos perdido la fe y la paciencia estaba a punto de esfumarse, las noticias recientes que han sido compartidas a través de los medios de comunicación informando al país que la Suprema Corte de Justicia de la Nación retomó recientemente el caso Acteal demandando para ello la inversión de muchas horas en la investigación del proceso, que se realizó desde las primeras horas de aquel memorable 22 de diciembre de 1997. Fecha que marcó la vida de muchas familias Tzotziles, cuyo futuro fue cancelado, comenzando a vivir día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, la cruda realidad de la injusticia.

La actitud de la Suprema Corte de Justicia habla de un rayo de esperanza en medio de tanta oscuridad de la que muchas vidas han sido presas de dolor, tragedia y lágrimas por la injusticia, por la impunidad y por que la voz de los más débiles no ha sido escuchada por los gobiernos a nivel municipal, estatal y federal.

Como Iglesia Nacional Presbiteriana de México expresamos nuestro reconocimiento a quienes pese a todo han levantado la voz para dar testimonio que aún es posible escuchar el clamor de los desprotegidos.

Hoy hacernos un alto en el camino para mirar a nuestros hermanos chiapanecos cuya historia, las más de las veces, ha sido de dolor y de lágrimas. Levantamos nuestra voz para clamar a tos cuatro vientos que la voz de Acteal y la acción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación dan testimonio de que no todo está perdido, de que todavía existen hombres y mujeres con valores y principios que están dispuestos a hacer justicia.

El caso Acteal deberá hablar a los encargados de impartir justicia para que no se vuelva a repetir esta situación, para que no vuelvan a pasar conciudadanos nuestros, doce años tras las rejas de una prisión para sufrimiento de ellos y para vergüenza nuestra.

En tanto que varios de los presos fueron etiquetados cómo culpables y que al desempolvarse el proceso se encontraron multitud de fallas, de mentiras, y de argumentos inventados, una vez más, agradecemos a quienes de diferentes maneras apoyaron en este tiempo de dolor y sufrimiento tanto a los presos como a los familiares de los mismos, y una y otra vez, aprendimos de ellos la tenacidad y la fe para creer que un día sus seres queridos serían libres.

Como Iglesia Presbiteriana, estuvimos presentes desde aquel Diciembre de 1997, y a doce años de distancia reafirmamos que optamos por la verdad, por la justicia, por la no impunidad, y a la vez enfatizamos que quienes han transgredido la ley, deben ser sometidos a juicio y pagar las consecuencias. Pero también, no estamos de acuerdo en que los inocentes sean ultrajados y encarcelados.

Por esto y más, Acteal levanta en el presente el mensaje de que hoy por hoy, el rayo de esperanza es una realidad y que agosto 12 de 2009 será una fecha de la que habremos de aprender gobernantes y gobernados que siempre será mucho mejor que la justicia impere, porque de ser así, la razón por la que lucharon nuestros antecesores no habrá sido en vano.


Respetuosamente,


Directiva de la R. Asamblea General de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México