Hermann Bellinghausen (Enviado)
En imagen de 2001, el interlocutor del EZLN, Eduardo Yáñez, y el comisionado para la paz y ex integrante de la Cocopa, Luis H. Álvarez, en la comunidad chiapaneca de Guadalupe Tepeyac, donde sostuvieron un encuentro Foto: Víctor Camacho

San Cristóbal de las Casas, Chis. 21 de noviembre. A pesar de su prolongada inactividad en la búsqueda de la paz en Chiapas, en cumplimiento de la Ley de Concordia y Pacificación que le da vida, la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) sigue siendo un trampolín político para sus integrantes. En el pasado, dos de sus integrantes han llegado a gobernadores de Chiapas: los priístas Roberto Albores Guillén (quien tuvo un paso fugaz por la comisión) y Pablo Salazar Mendiguchía (miembro de la Cocopa original, la “histórica”, y gobernador por la coalición PAN-PRD de 2000 a 2006).
Otro ex miembro de la primera Cocopa, Luis H. Álvarez, fue comisionado del gobierno federal para la paz y el diálogo durante el sexenio de Vicente Fox y en el presente gobierno es titular de la muy disminuida Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indios (CNDPI).
Actualmente componen la Cocopa 8 senadores y 14 diputados. Los primeros son: Andrés Galván Rivas y Jaime Rafael Díaz Ochoa (PAN); Ramiro Hernández García y María Elena Orantes (PRI); Salomón Jara Cruz y Rubén Velázquez López (PRD); Manuel Velasco Coello (PVEM) y Alejandro González Yáñez (PT).
Y los diputados: Martha Cecilia Díaz Gordillo y Francisco Antonio Fraile García (PAN); Yary del Carmen Gebhardt Garduza y Elmar Darinel Díaz Solórzano (PRI); Humberto Wilfrido Alonso Razo y Fernel Arturo Gálvez Rodríguez (PRD); Antonio Xavier López Adame y Guadalupe Josefina García Noriega (PVEM); Abundio Peregrino García y Anuario Luis Herrera Solís (PT); José Luis Varela Lagunas y Alejandro Chanona Burguete (Convergencia); Ariel Castillo Nájera e Irma Piñeyro Arias (Nueva Alianza); Alsa de Guadalupe Conde Rodríguez y Delio Hernandez Valadés (Alternativa).
La mayoría de ellos no han mostrado ninguna actividad individual significativa en la materia;sólo dos diputados sí: el perredista Gálvez Rodríguez y, sobre todo, la panista Díaz Gordillo; ambos han presidido la Cocopa, el primero en 2007 y la segunda a lo largo de 2008.
Sin referencias abiertas a su pertenencia nominal a la Cocopa, los senadores chiapanecos Orantes y Velasco Coello alimentan su presencia mediática constantemente. No disimulan sus ambiciones para alcanzar la gubernatura, y proceden de prominentes familias que ostentan poder político y económico de la entidad, rasgo distintivo de la “clase política” y propietaria de Chiapas.
Velasco Coello, dirigente estatal del PVEM, ha roto cualquier récord de exposición mediática. No pasa un día sin que los periódicos locales publiquen su foto y sus declaraciones, que abarcan todos los temas posibles y todos los tonos de respaldo irrestricto al gobernador perredista de origen priísta Juan Sabines Guerrero y al gobierno federal panista. Además, a la manera de Zelig, el personaje de Woody Allen, es “ajonjolí de todos los moles” y se las arregla para salir en las fotos con los mandatarios siempre que puede, así como en las actividades camarales. Nieto y homónimo del ex gobernador Manuel Velasco Suárez, también aparece continuamente en la televisión estatal oficialista, y contó con la simpatía del gobierno salazarista.
El rasgo común de estos cuatro legisladores chiapanecos es la meta futurista de convertirse en candidatos a la gubernatura por sus respectivos partidos, aunque dado su camaleonismo, Velasco, llamado el “niño verde” local, podría buscar colocarse bajo cualquier bandera. Al fin que en Chiapas las fronteras entre los partidos políticos son difusas y todos tienen, como diría Carlos Monsiváis, “sabor a PRI”.
La diputada de origen sancristobalense Martha Cecilia Díaz Gordillo ha jugado un paradójico papel al frente de la Cocopa, pues siendo casi la única que le da oxígeno al organismo, trabaja en una dirección que podría conducir a la disolución del mismo, y con ello al riesgo de un reinicio de la guerra del gobierno federal y el EZLN.
Ahora aguerrida calderonista, durante la pasada administración federal fue delegada en Chiapas de la Secretaría de la Reforma Agraria y como tal promovió los desalojos “negociados” de comunidades indígenas en Montes Azules que condujeron a la creación de los hoy pueblos fantasmas Santa Martha, Nuevo Montes Azules y Nuevo Magdalena, precursores del discutible modelo de “ciudades rurales” impulsado, con poco éxito, por el actual gobierno en otras regiones del estado.