El día mundial del medio ambiente: una reflexión desde Chiapas, México.
Antonino García García
Doctorado en Ecología y
Desarrollo Sustentable.
ECOSUR.
En el año 1972, en Estocolmo Suecia, se realizó la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en donde científicos, grupos ecologistas y gobernantes reflexionaron sobre el deterioro causado por el ser humano en muchas regiones de la tierra y sus efectos negativos en la salud física, mental y social de los pueblos del mundo.
Se acordó así conmemorar el 5 de junio de cada año en todos los países, el Día Mundial del Medio Ambiente, cuyo fin es concientizar y comprometer a los gobiernos y a la población en acciones y estrategias para protegerlo; la encomienda de coordinación, seguimiento y evaluación se encargó al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En consecuencia, este próximo 5 de junio celebraremos el mencionado día con discursos sustentables de gobernantes en sus múltiples escalas que aprovecharán la tribuna para mencionar palabras bonitas en torno al medio ambiente; habrá también desde la perspectiva académica ponencias sustentables de la “ciencia para la ciencia” y en algunos casos hasta para apuntalar el discurso hegemónico de desarrollo de las élites que aprovechan el desorden de los Estados nación ante un modelo económico desigual y están atrincheradas en los organismos financieros internacionales, llámese organización mundial del comercio (OCDE), Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y anexas.
El tema elegido para este año por el PNUMA, como coordinador de esta celebración a nombre del Sistema de las Naciones Unidas y de los pueblos del mundo, es: “Tú Planeta Te Necesita – Unidos contra el cambio climático”, cuyo anfitrión es el gobierno mexicano. El señor presidente tendrá buena tribuna internacional para hacernos creer que con esta acción salvará al mundo de una debacle ambiental, igual que salvó a la población del planeta con las acciones emprendidas en contra de nuestro virus mexicano a/h1n1 (lo pongo en minúsculas porque resulto que así de pequeño es comparado con el impacto de muertes por gripes en diciembre y enero de cada año) extranjerizado de unas granjas gringas o gabachas en el Valle de Perote, Veracruz.
Lo que hemos visto en estos 36 años de conmemoraciones del día mundial del medio ambiente es una serie de acciones en el plano mundial, nacional y local que identifican lo que se debe hacer y “se hace a medias”, pero no reconocen las causas -aunque si las identifican- de por qué se hace un uso indiscriminado de los recursos naturales que son esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas como unidades complejas de vida en el planeta. Cuando hablamos de esa complejidad nos referimos a la relación sociedad-naturaleza y sociedad-sociedad.
Las acciones se encaminan a cuantificar y explicar el deterioro de los recursos naturales como suelo, subsuelo, vegetación, agua, aire, mares contaminados, descongelamiento de los casquetes polares, desertificación, presencia más violenta y frecuente de huracanes, inundaciones, sequías, perdida de especies vegetales y animales, incremento de población humana en países en vías de desarrollo, migración por deterioro de los recursos naturales disponibles en un territorio específico y por falta de empleo; en consecuencia los Estados nacionales crean leyes e instituciones que proponen planes, programas y proyectos encaminados a incidir con estas variables consideradas desde una construcción social como “problema”.
Sin embargo, son pocas las medidas -por no decir que nulas- que se toman para cuestionar e incidir en el modelo de desarrollo capitalista de corte neoliberal, individualista e inequitativo imperante en el globo terráqueo, causante del desorden ambiental. Este modelo económico ha propiciado el avance de lo que en el tinglado académico se conoce como los cinco jinetes del Apocalipsis: cambio climático, incremento de población hasta llegar a cifras que rebasan la capacidad de los ecosistemas, crisis energética por el decremento de oferta natural de combustibles fósiles, crisis de alimentos que en mucho se debe a la especulación en el mercado, y crisis financiera como la que se vive en la actualidad a raíz del mal manejo de la economía de los Estados Unidos de Norteamérica. Sin embargo, en el ámbito económico estas recetas fallidas son las que se copian en nuestro país.
Son pocas las reflexiones que se hacen al sistema económico actual en el sentido de meter a la población, la naturaleza y el dinero (como capital) en un sistema mercantil, es decir, estos tres elementos son la gran contradicción del capitalismos al considerarlos mercancías con las que se puede especular, el resultado de la puesta en práctica de esta visión es la crisis.
Así, encontramos una agenda de acciones en pro del medio ambiente en escalas internacionales, nacionales y locales que es contradictoria al no cuestionar el modelo económico actual como causa central del deterioro ambiental; si no cuestionamos, atendemos y cambiamos las causas, las acciones emprendidas siempre serán una agenda de buenos propósitos sustentables, más no de acciones pragmáticas sustentables.
Pero después de la explicación sustentable anterior; en Chiapas, ¿Cómo penetra el modelo económico y qué impactos tiene para el medio ambiente humano? Pongo únicamente dos ejemplos. En los últimos cincuenta años, en este estado hermoso del sur de México se han hecho grandes inversiones para beneficio del sector industrial más no para la población chiapaneca. La construcción de hidroeléctricas con las acciones de la comisión de cuenca del río Grijalva (1950-1986) implicó perder ecosistemas por inundación directa de alrededor de 89 mil hectáreas de las mejores tierras de la entidad, más otra cantidad similar de tierra que salió afectada por el cambio de clima al almacenar grandes cuerpos de agua, cambiar la superficies de cubierta vegetal y con ello la fauna asociada. A la población de la entidad con las acciones de esta comisión de cuenca se le metió a un ritmo acelerado de integración económica y social que cambió en algún sentido sus formas tradicionales de cultura.
Mientras que la industria del centro y norte del país ganó energía eléctrica para operar sus fábricas, la población de Chiapas recibió a cambio sólo 22 mil hectáreas de riego, una veda desde 1957 hasta la fecha que no permite el uso del agua del río Grijalva para agricultura e industria, tarifas de corriente eléctrica no acordes a la realidad de altos índices de marginación en la que se encuentra la mayoría de la población del estado, un deterioro ambiental en aumento al no invertir directamente en las cuencas tributarias del río Grijalva los recursos económicos que paga la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la Secretaria de Hacienda federal por el aprovechamiento del agua, la cual se capta en tierras de campesinos pobres que tienen como única opción tirar árboles para cultivar maíz y mantener a sus familias.
El otro ejemplo de penetración de capital en la entidad es la minería a gran escala, esta actividad tendrá impactos negativos para la población y su entorno natural, social, político, económico y cultural. Con las reformas al artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el sexenio de Salinas de Gortari, los terrenos ejidales se pueden vender y luego expropiar; también la ley de minería fue ajustada a los intereses de los empresarios mineros y se les permite “obtener la expropiación, ocupación temporal o constitución de servidumbre de los terrenos indispensables para llevar a cabo las obras y trabajos de exploración, explotación y beneficio”.
En los últimos ocho años, el gobierno federal ha otorgado más de cincuenta concesiones de explotación minera en Chiapas que abarcan más de medio millón de hectáreas, principalmente a empresas Canadienses que buscan oro, plata, barita, titanio, magnetita y cobre; la empresa minera Canadiense Blackfire Exploration Ltd se encuentra trabajando en el municipio de Chicomuselo en la región de la Sierra de Chiapas, y tiene como lema “Explorando agresivamente y desarrollando, Chiapas, México”. En efecto, es una exploración que se convierte después en explotación agresiva y depredadora la que emprenden estas empresas mineras porque tienen una trabajo a cielo abierto que implica no sólo rebanar todo lo que se encuentra en la superficie de la tierra, sino prácticamente remover montañas completas en busca de materiales que les dejan altas ganancias en el mercado internacional. Estas mismas empresas trabajan del lado guatemalteco en la continuidad de la Sierra; los beneficios o reparto de utilidades que han pactado el gobierno de ese país y los dueños de las empresas son: el 2% de la extracción traducido a dinero para el fisco guatemalteco y el 98% para la empresa.
Si ésta es la regla de reparto de utilidades que dejan las empresas mineras, en el caso de México se está dando lo más por lo menos, me explico a continuación. Por el territorio de Chiapas escurre alrededor del 35% de toda el agua de México, un recurso estratégico para el desarrollo de los pueblos de Chiapas, Tabasco y de todo el país; no cabe la menor duda que así como existen actualmente oleoductos y gasoductos que llevan energéticos al centro y norte de México, más temprano que tarde se construirán acueductos para llevar agua de las cuencas de los ríos Grijalva y Usumacinta, pero aquí surge un problema o se está generando un problema, el agua estratégica para México y tema de seguridad nacional según las dos administraciones del Partido Acción Nacional que han llegado a los pinos, en la actualidad se está contaminando por esa visión de desarrollo de república bananera de los actuales y anteriores gobernantes.
Concluyendo, ésta es la gran contradicción de las políticas públicas en materia de medio ambiente que se han emprendido en México desde los años 70 del siglo pasado, por un lado se acepta el modelo económico de desarrollo abriendo las puertas a la depredación de los territorios, y por otro se cacarea en el plano internacional los grandes proyectos en materia de medio ambiente para ocultar el verdadero rostro de los gobernantes ineptos con intereses políticos y económicos sobre los territorios de este nuestro México que, siempre calla y aguanta todo lo que se le ha ofendido en el pasado y en el presente.
¿Hasta cuándo despertaremos de ese sueño que nos mantiene pasivos e indiferentes a todo lo que nos rodea, incluyendo la devastación del medio ambiente? En cada uno de nosotros está la respuesta, y nuestro gran reto es buscarla y actuar en consecuencia. Lo primero que debes cuestionarte es si el sistema de partidos políticos está funcionando y resolviendo los problemas en general y en especial los relacionados con el medio ambiente, si tú respuesta es no, sigue el siguiente paso, busca entonces un proceso de empoderamiento de la sociedad, si con ese grupo de ciudadanas y ciudadanos te sientes a gusto y te late, entonces métele el acelerador y organiza e involucra a más y más personas de tal forma que logres parar o contener los embates del modelo económico y sus encomenderos como lo están haciendo valientemente los campesinos de la Sierra de Chiapas con las mineras, acompañados por una ala de la iglesia católica comprometida con los pobres.
Si sigues los pasos anteriormente mencionados te aseguro que tus hijas e hijos te agradecerán infinitamente el dejarles un medio ambiente sano, donde puedan vivir felices en armonía con su entorno; pero sobre todo te agradecerán el haber puesto el ejemplo de luchar incansablemente ante la adversidad. Éxito en esta tarea, todos estamos en el mismo barco o ecosistema global.
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