Foto: Alex Estrada
Poco antes de las 8 de la mañana una unidad de Rescate Urbano de Protección Civil, me rebasó a toda velocidad. Me orillé con pericia en el coche para darle paso en ese congestionado tráfico del Libramiento Sur y el entronque al Jobo.
Metros más adelante frenó y de ella bajaron los rescatistas para intentar ayudar a un obrero que trabajaba en esa construcción, -les habían dicho que había quedado atrapado-, pero era demasiado tarde, ya estaba muerto. Mejor llamaron al MP y al SEMEFO.
Reyes Villegas, un obrero de la construcción murió semiaplastado por una retroexcavadora. De inmediato el maquinista, el maestro de obra y todos sus compañeros de trabajo desaparecieron de la escena del crimen. Quedó solo, tirando en esa tierra blanca de caliche.
En lo que llegaban los hombres del SEMEFO y el MP, lo taparon con una tabla de triplay.
Ante los multitud de curiosos, decenas de policías municipales y estatales llegaron de inmediato y acordonaron la zona.
Buscaban testigos de lo que parecía fue un accidente, pero supuestamente nadie había cerca que hubiese presenciado el incidente.
Cuando vi su cuerpo inerme en la tierra, me di cuenta de lo efímera que suele ser la vida. En ese preciso instante pensé de que su esposa e hijos -que seguro tenía- no sabían nada de esta tragedia y hacían su vida rutinaria en algún lugar de la ciudad o de alguna comunidad rural marginada de Chiapas.
El ingeniero encargado de la obra, Julio Alonso, no daba crédito a lo sucedido y angustiado hacía y recibía llamadas vía su celular. Seguramente al dueño de la constructora responsable de la obra. Que al parecer es un hombre misterioso allegado al gobernador y que construye a su vez un mercado en San Cristóbal de Las Casas, otra millonaria obra que camina a pasos lentos.
Pero eso no es todo, sino lo que hay de trás de esa muerte. Un obra inconclusa de más de 40 millones 247 mil pesos que se empezó a construir en enero con previsiones de terminarse en junio. Sin embargo, durante toda la temporada de sequía y calor solo abrieron un boquete que complicó el tráfico a los automovilistas y apenas ahora que empiezan las lluvias se ha visto reactivar la maquinaria y los obreros por la zona.
"El proyecto estaba mal planteado desde un inicio", me dice otro amigo que se encontraba ahí y que hacía años no veía.
La zona parece una zona de guerra. Provocó el cierre de un Oxxo. Con sus maquinarias rompieron un cableado de fibra óptica de TELMEX. Al caer un poste de la CFE dejaron sin energía electríca a unas colonias de la zona. El derrumbe de una barda de contensión de una bodega de café puso en riesgo toda la infraestructura de la nave. Una agencia automotriz, Chevrolet vio caer sus ventas por los suelos al limitarse el tráfico y acceso a su negocio. Y así una letanía de lamentos por el impacto negativo que ha provocado hasta ahora esa paso a desnivel seguramente veremos a fines del 2009.
Quienes transitamos en esa zona ya estamos hartos del caos. Ojalá que este sacrificio accidental no sea en vano y sirva para que las autoridades volteen a ver esta obra que afecta a miles de usuarios al día que tienen que pasar forzosamente por esa vía.
Más datos de la obra en esta liga:
PD: A la hora de la tragedia no llevaba la cámara, pero la foto me la dio un amigo reportero de nota roja de El Heraldo de Chiapas, Alex Estrada.
Otra tragedia que marca a esta obra de la que, desde el principio, nadie entiende. Los que vivimos en la zona nos preguntamos ¿para qué un paso a desnivel (por cierto, desde el punto de vista de la ingeniería, estúpido) en una zona que no tenía ninguna complicación de tránsito?
Los congestionamientos sólo iniciaron cuando arrancó la obra. Y con ella vinieron, también, las muertes.
La primera, la de un conductor de tráiler cuyo vehículo cayó al vacío en el boquete abierto. Ahora, ésta.
Más allá de las afectaciones, habrá qué ver donde están los 40 millones originales y cuántos más se "desintarán" para el "paso a desnivel" o, como bien la has bautizado, "monumento a la corrupción".
Una lástima.