¿Y TÚ, QUIERES SER ROSA SALVAJE?

Chiapas es multicultural en argumentos y derechos, pero sobre todo en utilidades. Sociedad y medios parecen ser animadores disponibles en forma y fondo de un gobernador que habla en automático y confunde zalamería con “popularidad divina”, que con sólo hablar concede el paraíso a los pobres.

En este marco de razas y solidaridad hereditarios, lo nativo se vuelve doméstico y la opinión servidumbre bajo los estándares intelectuales de los medios de información, que con el miedo a no ser invitados a la fiesta de este nuevo Chiapas de “telenovela” coinciden –como eyaculadores precoces- en desenlaces temporales, insuficientes y bastante discretos.

La simple concentración de un turismo óptimo, donde se peatoniza por igual una playa y una ciudad colonial, no mejora los hábitos de consumo y oferta, al contrario, condicionan a la rendición de todo un pueblo para ser únicamente ejemplos de servicio hasta el fin de sus días.

Pretender que una telenovela desborde contextos sociales, y además que se aplauda, satura de emancipados el concepto de comunidad, la cual incluye a sus poetas, revolucionarios, derechohumanistas, periodistas, evangelistas de cafetines y la vida cotidiana y omnipresentes en eso de imponer conformidades a modo de garantizar –cada quien- derechos de propiedad, no importa se haga en los homenajes a Jaime Sabines, mandas a la virgen de Copoya o de Tila, en Televisa o Tv Azteca.

Se cree, se piensa, se escribe que en Chiapas ya no se compite con violencia por el desarrollo económico que alivie un poco, con bienes y servicios, nuestras expectativas de supervivencia. Y es que el gobierno del estado nos garantiza un gran final de telenovela.

Vaya ensueño.

Corte.

Luis Daniel Pulido