CONDICIONES LABORALES Y PRESTACIONES SOCIALES

Tomado del libro

LA CONDICIÓN DEL PERIODISTA EN CHIAPAS

Sarelly Martínez Mendoza y otros.

Fundación Manuel Buendía

Universidad Autónoma de Chiapas

México, DF,; 2009

Una constante del periodismo chiapaneco, tanto en el siglo XIX como en gran parte del siglo XX, fue la ausencia de salarios para los periodistas.

Los dueños de los periódicos llegaron incluso a pensar que la actividad de escribir no debía pagarse porque corrompía a los informadores.

Ante la falta de salarios en sus medios, los periodistas encontraron en los políticos y funcionarios públicos a unos mecenas que estaban dispuestos a pagar por las líneas ágatas de publicidad disfrazada.

Fue así como surgieron las subvenciones, los embutes, también conocidos como chayos o peines.

El creador de esta fórmula fue Emilio Rabasa. Más bien el que la importó porque antes de ser gobernador de nuestro estado se desempeñó como secretario de la Cámara de Senadores. Ahí conoció las tácticas para controlar a los periodistas mediante subvenciones millonarias. Al llegar como mandatario, aplicó este método para controlar a los periodistas.

Los gobernantes posteriores continuaron con esta práctica que resultaba bastante cómoda porque evitaba que se criticaran las acciones gubernamentales.

Durante casi todo el siglo XX los periodistas en Chiapas cobraron su salario en las oficinas de gobierno. No era algo vergonzoso, al contrario, era para presumirse.

A finales de los setenta y principios de los ochenta fue cuando algunos periódicos empezaron a pagar a sus principales colaboradores. La República en Chiapas, La Voz del Sureste, Número Uno, El Orbe y posteriormente El Observador de la Frontera Sur fueron los periódicos que comenzaron a otorgar sueldos y algunas prestaciones de ley.

Sin embargo, a la llegada de Patrocinio González Garrido como gobernador eran muy pocos los periodistas que percibían un ingreso.

En una reunión de la Asociación de Reporteros y Redactores, Prensa Chiapas, Carlos Acevedo Martínez le planteó al gobernador que no era posible una relación sana entre el gobierno y los periodistas mientras no se atendieran las condiciones laborales de los trabajadores de los medios:

–Aquí estamos –le dijo– más de 70 periodistas, y pregunte quién tiene sueldo, Seguro Social, Infonavit, aguinaldo o vacaciones. No entiendo por qué se nos considera ciudadanos de segunda, ya que cualquiera, con una relación formal de trabajo, tiene sueldo y prestaciones, pero los periodistas que, gracias a nuestra denuncia pública hemos evitado algún despido injustificado, paradójicamente, no podemos hacer valer nuestros derechos.

– ¿Por qué me lo dices a mí? –Preguntó el gobernador– Si yo no soy empresario de la comunicación.

–No señor –rebatió el periodista–, pero usted protestó cumplir y hacer cumplir la ley y hay una Ley Federal del Trabajo que aquí no se cumple; es más, hay un decreto a nivel nacional que fija un salario mínimo profesional para periodistas, pero que tampoco se cumple. No queremos quitarle nada a los empresarios de la comunicación, pero vea usted la enorme diferencia entre el progreso de unos y el progreso de otros (Martínez Mendoza, 2005: 257).

Reacio a complacer a los periodistas, Patrocinio González Garrido dijo que aunque hubiera un salario mínimo profesional se requería primero una definición de periodista, y se permitió preguntar al respecto: “¿Quién es periodista para que pueda ser sujeto de ese salario mínimo? ¿Es periodista el que tiene diploma porque estudió periodismo? ¿O es periodista cualquiera que escribe en un periódico de manera accidental o permanente? ¿Es el de la noticia o el del editorial?” (Aquí, 11 de junio de 1990).

Antonio Mendoza Náfate, quien había padecido la falta de salarios y apoyo de los dueños de los medios de información durante más de 15 años, retrató esta situación en un escrito titulado ¡Ah, los periodistas!, publicado en el semanario Aquí el 3 de septiembre de 1990:

–¿Y cuánto te pagan por eso?

Con esa sola pregunta de mi madre bastaba para desinflarme cuando le presumía que ya escribía en un diario local.

Durante varios años escribí por el gusto de hacerlo, como lo hace el poeta, simplemente porque me nacía escribir.

Muchos de mis compañeros me preguntaban por mis andanzas en el periodismo y yo rehuía el tema. Me daba vergüenza confesar que nadie me pagaba nada. Si bien era cierto que cada día ganaba nombre... mi bolsa cada día estaba más pobre.

De mi sueldo obtenido en otras actividades tenía que sacar para los transportes, libretas, lapiceros, y más adelante cuando hicieron su aparición en mi carrera los medios electrónicos también de mi escasa economía salía para las cintas magnetofónicas, grabadoras, cables, etc.

La pregunta seguía siendo la misma ¿y cuánto te pagan?...

–Más o menos... ¡un poco!

Mentira, durante una docena de años trabajé de “oquis”. Aquí en Tuxtla Gutiérrez son raras aquellas empresas que pagan a los reporteros.

De repente alguien me ofrecía algún estímulo económico, y me daba tanta pena que terminaba negándome a aceptarlo.

Después de 15 años de bregar sólo en los intrincados vericuetos del periodismo a la chiapaneca, por fin me invitaron a participar en un lugar donde ya me ofrecieron un sueldo... esa propuesta llegó a mí como una tabla de salvación (Martínez Mendoza, 2005: 258-259).

Este relato sintetiza la situación de los periodistas chiapanecos en cuanto al pago de salarios. Pocas publicaciones otorgaban a su personal sueldos y prestaciones económicas, el resto entregaba una credencial a sus reporteros con el propósito claro de que ellos se agenciaran sus propios recursos.

Mil novecientos noventa y cuatro es el año que marca un nuevo trato para los trabajadores de la información en el terreno laboral. Al respecto influyeron varios hechos: 1) el roce que empezaron a tener los periodistas locales con los nacionales debido al movimiento armado, les permitió conocer salarios y prestaciones que recibían sus colegas, 2) La creación de corresponsalías. Debido a que el movimiento se prolongaba en una plaza importante como la de Chiapas varios periodistas se convirtieron en corresponsales pagados por medios nacionales o internacionales, y 3) la creación de la licenciatura en comunicación. Los estudiantes y egresados comenzaron a exigir una retribución económica y no una credencial para pedir apoyo a los funcionarios.

El proceso de “conquista” por un salario fue lento, pero todavía quedan varias dudas por plantear y ésas son las que nos hemos propuesta responder: ¿Cuánto gana un periodista en Chiapas? ¿Con qué prestaciones económicas cuenta? ¿En qué condiciones trabaja?

Enrique Vázquez Palacios, conocido en el gremio como El Policiaco por su predilección hacia la nota roja desde hace más de 20 años, es un ejemplo de cómo sobrevivió varios años sin sueldo ni prestaciones. Para sostenerse él, su esposa y cinco hijos, intercambió periódicos por comida:

–Me inicié como doblador de periódicos en el Es!, Diario Popular, porque mi maestro Fernando Alegría Ramírez (FAR), amigo de la familia, estaba enfermo de artritis y fue a buscarme para que le ayudara. Tenía yo 13 años. Mi trabajo consistió también en repartir periódicos. Don Fernando me daba una propina por ayudarle. Pero en el Es no me pagaron nada, a pesar de que ya escribía notas. Una madrugada le dije a don Gervasio Grajales que me diera más periódicos:

–Oiga don Gervasio –le dije–, ¿por qué a ese periodista le da más periódicos que a mí, si sólo escribe su columna y yo varias notas diarias?

–Umm vos, moríte pues –fue su respuesta.

No entendí qué me quiso decir. No me pagaban porque decía que eran muchos los gastos para hacer el periódico. Después de repartir mis periódicos los que sobraban los regalaba entre las amigas comerciantes de mi mamá, en el Mercado 5 de Mayo. Ellas en respuesta me empezaron a regalar tomates, cebollas, carnes, frutas, hasta ropa me daban, pero nunca se los pedí. Fue porque quizá como religiosamente les entrega el periódico, me regalaban todo eso… Me salí del Es!, me fui al Expreso donde me pagaban el salario mínimo, luego al semanario Este Sur donde el director tampoco me pagó nada, a pesar de ser de la UPD que luchaba por la dignidad de los periodistas. Puedo afirmar que el único medio que me ha pagado un salario digno y con las prestaciones de ley, es El Heraldo de Chiapas, de la OEM.

Salarios para periodistas

En México, la gran mayoría de los trabajadores están inconformes con su salario. Y hay razones para ello.

En una nota publicada el 16 de abril en La Jornada, Rodolfo Pérez, miembro del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), señalo que “un abogado en México devenga un salario promedio de 32.48 pesos por hora (2.8 dólares), mientras que su similar en el estado de California tiene un salario de 63.78 dólares por hora”.

Pérez es también coordinador de la página web Comparador de Remuneraciones Misalario. En la entrevista concedida a ese medio informativo, agrega que “un analista de sistemas en México tiene un salario promedio de 52 pesos por hora (4.5 dólares), en tanto que en Estados Unidos el mismo equivale a 37.01 dólares por hora, y una recepcionista en nuestro país devenga en promedio 20.15 pesos por hora (1.75 dólares), mientras en el vecino país la percepción es de 12.49 dólares por hora”.

La condición de los salarios es generalizada. El salario mínimo en el México no responde a las expectativas para satisfacer las necesidades básicas de una familia. La situación de los periodistas no es la excepción.

En los ochenta, la Unión de Periodistas Democráticos luchó porque se estableciera el salario mínimo profesional para el periodista. Hoy, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) es la encargada de fijar el salario mínimo profesional para los periodistas.

En el 2008 el salario para el reportero se fijó en 148.05 pesos diarios para la zona C, que es donde se encuentra Chiapas. Esto es: cuatro mil 441 pesos con 50 centavos al mes.

Para el 2009 al salario diario se le incrementó siete pesos con 33 centavos. Hoy, de acuerdo a la Conasami, el salario mínimo de un reportero debe ser de, al menos, cuatro mil 661 pesos con 40 centavos al mes.

Un albañil, de acuerdo a esta misma comisión, debería percibir 75 pesos con 71 centavos diarios.

La realidad es otra. Al albañil no se le paga 75 pesos sino más del doble: 200 pesos al día.

En tanto, el reportero, si se le tiene en nómina, logra percibir lo que marca Conasami. Difícilmente más.

Salario del periodista en Chiapas

Valor

Significado

Frecuencia

%

1

Un SM

24

15.19

2

Dos SM

23

14.56

3

Tres SM

42

26.58

4

Cuatro SM

25

15.82

5

Cinco SM

9

5.7

6

Más de Cinco SM

24

15.19

7

Otro

11

6.96

Total de frecuencias

158

100

Al investigar cuál es la situación del periodista en Chiapas encontramos que un 30 por ciento gana menos del salario mínimo profesional. Es más, un 15 por ciento gana sólo un salario mínimo general, es decir mil 558 pesos mensuales.

A un 26. 5 por ciento sí se le paga el salario mínimo profesional correspondiente a esta zona, mientras que un 40 por ciento de los periodistas percibe ingresos superiores al salario mínimo profesional.

Los altos ingresos son, generalmente, para jefes de sección, directivos de periódicos, estaciones de radio o de televisión. Los columnistas también pertenecen a ese club privilegiado, al moverse en un espacio bastante nebuloso de pago de favores y de prebendas.

Si comparamos la situación salarial de los periodistas de estos momentos, con los de otros años, sobre todo de los ochenta, podemos encontrarnos que hoy, al menos, se pagan salarios; que un 70 por ciento gana el salario mínimo profesional o incluso más.

Prestaciones sociales percibidas

Valor

Significado

Frecuencia

%

1

Aguinaldo

5

3.16

2

IMSS

17

10.76

4

Infonavit

1

0.63

5

Reparto de utilidades

2

1.27

7

Fondo de retiro

55

34.81

8

Las que marca la ley

16

10.13

9

Otras

2

1.27

10

Ninguna

60

37.97

Total frecuencias

158

100

En ese sentido, creemos que se ha avanzado, pero en otros falta todavía conquistar espacios. Por ejemplo, el 40 por ciento de los periodistas no recibe ninguna prestación económica. El 60 por ciento restante tiene algún tipo de prestación (entre los que se incluyen aguinaldos, fondo de retiro o seguro social), pero sólo el 1.5 por ciento recibe reparto de utilidades.

El 39 por ciento de los periodistas no cuenta con equipo proporcionado por su empresa para desempeñar su trabajo informativo. La mayoría posee grabadoras o cámaras, y sólo los directivos tienen equipo de cómputo proporcionado por su medio. Los bajos salarios y las pocas prestaciones sociales han obligado a que el periodista chiapaneco trabaje para diferentes empresas. El 60 por ciento combina su actividad informativa con otro empleo. Lo más común es que se desempeñe como reportero en un periódico y también en una estación de radio o de televisión.

Otros, además de dedicarse al periodismo, imparten clases, atienden algún negocio o trabajan como asesores de comunicación social.

Los salarios son bajos, en términos generales, porque aún cuando se perciba el salario mínimo profesional, es insuficiente para cubrir las necesidades elementales de una familia.

Horario de trabajo

Valor

Significado

Frecuencia

%

1

Matutino

22

14.01

2

Vespertino

15

9.55

3

Nocturno

1

0.63

4

Mixto

41

26.11

5

Indistinto

76

48.42

6

Sin horario de oficina

2

1.27

Total frecuencias

158

100

No obstante que las empresas de información no pagan salarios generosos, son muy exigentes con sus trabajadores. Los periodistas, especialmente los reporteros, deben estar disponibles las 24 horas para cubrir algún acontecimiento de interés público. Para ellos no existen fines de semana ni días festivos. El 48.5 por ciento de los periodistas encuestados manifestó que padecen esta situación, es decir, que deben estar dispuestos a trabajar de mañana, al medio día o por la noche, sábados o domingos.

Satisfacción respecto a su salario

Valor

Significado

Frecuencia

%

1

Totalmente satisfecho

9

5.7

2

Parcialmente satisfecho

36

22.78

3

Ni satisfecho ni insatisfecho

44

27.85

4

Parcialmente insatisfecho

56

35.44

5

Totalmente insatisfecho

13

8.23

Total de frecuencias

158

100

Sólo el 5.7 por ciento de la muestra encuestada se mostró totalmente satisfecho con el salario que percibe. El 22.7, parcialmente satisfecho, y más del 70 por ciento expresó malestar por el salario que devenga.

Si la mayoría de los periodistas gana mal, ¿Por qué se siguen dedicando a este oficio?

La única respuesta que tenemos es que son más las satisfacciones colaterales que se reciben que los ingresos económicos. Los 158 periodistas encuestados y los cerca de cien entrevistados se mostraron, en su totalidad, muy contentos de dedicarse a esta profesión. El 80 por ciento dijo sentirse totalmente satisfecho y el 20 por ciento parcialmente satisfecho, pero ninguno contestó que estaba insatisfecho.

El grado de satisfacción de los salarios devengados es negativo, más del 43 por ciento de los periodistas están insatisfechos con lo que ganan. Las mujeres son quienes más externaron su descontento sobre el sueldo, con el 55.6 por ciento, mientras que los hombres, con 31.2 por ciento, están más satisfechos con lo devengado.

Lo anterior se deriva de que las mujeres ganan menos comparado con los hombres, pues al menos el 46 por ciento del sector masculino gana más de tres salarios mínimos; en tanto que el 63.9 por ciento de ellas gana menos de esa cifra.

Para Hugo Isaac Robles Guillén, periodista que ejerce la profesión desde hace más de 30 años, la situación laboral del informador chiapaneco es mala:

Debería ganar tres veces más. El salario debería de ser como de ocho mil pesos, eso en el peor de los casos, sin contar que muchos no están protegidos con ninguna prestación social; luego hay una percepción falsa, porque se piensa que los comunicadores, sobre todo los de la radio, ganan muy bien. Eso es mentira, ganan muy mal… aquí en una hora de cabina te pagan 26 pesos.

Víctor Carrillo Caloca opina el periodismo no es un oficio bien pagado, que cuesta mucho mantenerse, “pero que existe una manera digna de hacerlo”. Por su parte, Marco González, subdirector de información de Cuarto Poder, considera que la profesión es mal pagada: “sí, para los novatos; sí, para quienes no le ponen amor a su trabajo; sí, para quieren convertirse en ricos”, pero no para los que se dedican de tiempo completo a la actividad.

Las satisfacciones personales recompensan el maltrato al que se ve sometido a diario el periodista, de los cuales el salario es sólo una pequeña parte de las vicisitudes a las que se tiene que enfrentar, pero las supera, porque en casi todos ellos existe una vocación por informar y por estar en el centro donde se viven los acontecimientos más importantes de la sociedad.

Los bajos salarios generan, sin embargo, dependencia del gobierno y corrupción. Y un periodista que obedece los dictados oficiales no informará con veracidad; en todo caso informará poco y mal.

Nuestros gobiernos son especialistas en apoyar a los periodistas, porque saben que de esa manera compran una pluma y nulifican las críticas.

Isaín Mandujano Camacho, corresponsal de Proceso en Chiapas, señala que las pésimas condiciones laborales y sociales del periodista beneficia a los políticos:

Venimos arrastrando un Estado paternalista que todo lo controla y donde todo depende del gobernador en turno y sus actos para con la prensa y los medios.

Cualquier gobierno, del partido que éste sea, siempre querrá tener a la prensa a su favor y que se hable bien de sus acciones en todas las páginas y si a ello le sumamos que la mayoría de los periodistas trabajan con bajos salarios y nulas prestaciones laborales, entonces ven en el Estado la forma alterna para poder obtener ingresos económicos que solventen su sobrevivencia diaria.

En este sentido, podemos llegar a creer que, la empresa o patrón ve a amortiguada la presión que podrían ejercer sus empleados para exigir su derechos laborales pues el gobierno desde la estructura o el nivel que éste sea estará subsidiando o sufragándoles a sus reporteros recursos “extras”.

Marco Antonio Alvarado, un joven reportero de El Heraldo de Chiapas, señala que no se le puede exigir mucho a una persona que se le paga mal:

Al reportero se le exige cuatro o cinco notas pero no se le retribuye con equidad, y lo que le pagan se lo gasta en pasajes. Es difícil que esta carrera te dé para vivir bien como sí sucede con otras profesiones.

Los periodistas que no caen en esas complicidades con el poder tampoco son libres de opinar y de informar, porque en sus periódicos los directivos o dueños se encargarán de tijeretear sus notas, reportajes o crónicas que puedan ser perjudiciales para la buena imagen de los gobernantes en turno.

Los corresponsales de publicaciones nacionales están en una situación diferente porque reciben las mismas prestaciones que la de un trabajador del Distrito Federal, si su medio pertenece a esa ciudad. La mayoría percibe ingresos superiores al salario mínimo profesional, más seguro de vida, reparto de utilidades, gastos médicos mayores, y algunos obtienen comisiones por venta de publicidad.

Si bien no hay dinero que te alcance, actualmente percibo 12 mil pesos en nómina al mes, aunque con los descuentos en efectivo cada quincena percibo cuatro mil 400 pesos. A esto se le suma mil 500 pesos en vales cada mes y no más de mil 200 pesos en llamadas de celular.

En promedio cada año nos han dado entre mil 500 y cuatro mil pesos de reparto de utilidades. El aguinaldo corresponde a un mes efectivo de sueldo, 12 mil pesos. De lo que se me descuenta al mes para el fondo de ahorro más la otra parte que aporta la empresa percibo cada año en el mes de agosto, entre 30 y 40 mil pesos.

Las vacaciones, en promedio siete días hábiles al año, me son sufragadas más el 25 por ciento de la prima vacacional.

Esto sin contar con que tengo prestaciones sociales como el IMSS e Infonavit. Proceso me contempla un seguro de gastos médicos mayores con una empresa privada y en caso de emergencia, sólo pagaría dos mil pesos del deducible en el hospitales privados como el Rojas, Metropolitano o Ana Isabel. Además cuento con un seguro de vida.

Contar con estas condiciones laborales te hace vivir con un cierto grado de satisfacción y bienestar.

En comparación con compañeros de medios locales e incluso nacionales, seguro estoy muy bien y eso te garantiza cierto grado de independencia, de lo contrario estaría atado a la voluntad del chayo.

Digo lo que percibo sin rubor y se lo he comentado a varios compañeros de medios locales, como una forma de provocarles cierto grado de indignación si lo comparan con lo que ganan como trabajador y que exijan a la empresa donde laboran respeto a sus derechos laborales.

Si bien una empresa chiapaneca no tiene la capacidad para cubrirles todo lo que una empresa como Proceso me da, al menos que les garanticen los derechos mínimos laborales: Isaín Mandujano.

Los medios en Chiapas se limitan a pagar el salario mínimo profesional de un reportero que, como hemos visto, es insuficiente para mantener una familia y proporcionarle las satisfacciones básicas. A esto hay que sumar que con esos cuatro mil 661 pesos deben pagar taxis, colectivos y llamadas telefónicas que tienen que efectuar para cubrir la cuota informativa del día.

Los periodistas viven todavía en el desamparo y, aunque podría pensarse que los medios con presencia nacional brindan mejores condiciones laborales a sus trabajadores no siempre es así.

Un caso que llama la atención por las reiteradas muestras de protesta que ha registrado es Televisa, cuyas extensiones empresariales se han establecido en nuestra entidad.

Jóvenes recién egresados han vislumbrado en Televisa la posibilidad de salir del anonimato y ser lanzados a la fama.

La empresa, propiedad de Emilio Azcárraga Jean, ha patentado en Chiapas esquemas de contratación y de condiciones laborales que son más lastimosas que los que se viven en medios locales.

Por ejemplo, cuando Joaquín López Dóriga, titular del noticiero estrella de Televisa, con una gran sonrisa anunció el 14 de diciembre de 2008, que se iba de vacaciones, los trabajadores de la filial de Tuxtla Gutiérrez no tendrían ningún día de descanso, porque no cuentan con ese tipo de prestaciones.

Televisa estableció sus oficinas en Chiapas, en 1995, como Telespot del Sureste, cuya función principal fue bloquear espacios publicitarios para comercializar anuncios locales. Posteriormente, inició la transmisión del noticiero Nuevo Día, y para ello realizó contrataciones a través de una subempresa tipo outsourcing en 2007. Comenzó sus operaciones con equipo reparado de la filial de Televisa Veracruz.

Las contrataciones de periodistas que efectúa la empresa del Teletón obliga de antemano a firmar una carta de no responsiva con sus trabajadores. Además, no les otorga las mínimas prestaciones sociales que marca la ley y las exigencias son altas sin recibir apoyos suficientes para el desempeño adecuado del trabajo.

Ese fue el caso de las periodistas Denisse Poblano Guerrero y Angélica Gallegos Hernández, despedidas en 2008 y a quienes les complicaron la vida laboral con la finalidad de obligarlas a renunciar, hasta que fueron despedidas sin haber recibido el finiquito correspondiente. Eso sí, en su Código de Ética, Televisa se compromete con “la protección ambiental, salud y seguridad para sus empleados, clientes, vecinos y terceros que puedan ser afectados por sus productos o actividades”. La realidad laboral, desde luego, es otra:

En un principio nos dijeron que no éramos empleadas de Televisa, sino que formábamos parte de un proyecto piloto, que ocupábamos una plaza de confianza, e incluso nos dieron a firmar, con anticipación, una hoja donde aceptábamos que no éramos trabajadoras y que de llegarse a constituir como una empresa formal no seríamos parte de la misma; que tampoco teníamos derechos a afiliarnos al Sitatyr, a pesar de tener esa prerrogativa. Eso sí, a los compañeros les cobran una cuota sindical por desplazamiento. Nos hacían entrar temprano, desde las 6 de la mañana para realizar enlaces, y nos daban órdenes de trabajo sin sentido… No nos daban tiempo ni apoyo para salir a comer, nos obligaban a entregar notas a determinada hora, pero al mismo tiempo, nos pedían cubrir un acontecimiento. Así que entregábamos la nota o cubríamos el evento. A los jefes no les importaba esa duplicidad: Denisse Poblano Guerrero.

Ambas periodistas, quienes entablaron una demanda laboral contra Televisa la cual se dirime en los tribunales, señalan que aceptaron esas condiciones laborales porque al egresar de la universidad se sale con muchas ilusiones y con muchos deseos de hacer méritos:

La oferta de un espacio para publicar nuestros primeros trabajos periodísticos es a veces suficiente para no exigir un salario, ya que de esta manera consideramos que en un futuro podemos acceder a un espacio con remuneración y cuando más “conocido” es el medio informativo, acrecentamos la ilusión de posicionar nuestro nombre, conseguir experiencia laboral y posteriormente convertirnos en reporteros multifuncionales que lo mismo trabajamos en prensa, radio o televisión y también con algún político atendiendo comunicación social: Angélica Gallegos Hernández.

Casos como de las periodistas antes mencionadas no son los únicos. Laura Matus, Blanca Barranco y Mario Castillo, en el 2003, demandaron a la empresa Radio Núcleo por ser despedidas, sin justificación, al solicitar al director del noticiero incremento salarial debido a que “ya no les alcanzaba los 375, y en algunos casos 750 pesos, pesos quincenales” que percibían. En este ajuste también se le pidió la renuncia Donata Nango, José Antonio Morales y Susana Chavira (Sánchez, 2006: elperiodismoenchiapas.blogspot.com).

Las violaciones a los derechos de los periodistas son pan cotidiano. Ejemplo de ello es lo sucedido a los reporteros Mario Álvarez, del Diario de Chiapas; Rosy Guadalupe Pérez, de Reporteros en Acción, cuando éste se transmitía en el Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión del Gobierno del Estado de Chiapas; a Gaspar Romero, Walter Rincón y a Karina Álvarez, de la delegación de Notimex Chiapas (http://www.cimacnoticias.com); otra violación laboral fue perpetrada contra Irma Ramírez Molina y sus compañeros, quienes iniciaron una huelga contra el periódico El Observador de la Frontera Sur debido a la falta de salarios atrasados. Todos fueron despedidos. Incluso Ramírez Molina que en ese momento estaba embarazada (Sánchez, 2006: elperiodismoenchiapas.blogspot.com).

El despido de la fuerza laboral en los medios de comunicación es violatorio de los derechos del gremio, en ocasiones las mismas autoridades responsables de velar por la aplicación del Estado de Derecho están coludidas.

La condición laboral de los periodistas chiapanecos empeora en función del tamaño de la población. Esto es, gozan de mejores prestaciones los informadores que ejercen su oficio en las ciudades grandes, que quienes lo ejercen en ciudades pequeñas.

Los periodistas de Tonalá, Arriaga, Comitán, Palenque y Pichucalco se ven sometidos a peores condiciones que sus homólogos que trabajan en Tuxtla Gutiérrez o en Tapachula.

Jubilaciones y pensiones

Otra preocupación que surge cuando se habla con los periodistas sobre su condición laboral es la jubilación.

Poco les inquieta cuándo lo harán. Lo ven, incluso, con poca solemnidad y con sentido del humor. El verdadero problema surge cuando piensan en cómo van a sobrevivir, si la mayoría de ellos no posee un plan de pensión proporcionado por su empresa.

Sólo el 34.8 por ciento sabe que tendrá, cuando ya no se dedique al oficio, algún apoyo institucional, principalmente a través de las Afores. El resto no sabe cómo enfrentará la vejez o, en un caso fortuito, una invalidez.

Un caso, en el que muchos se ven reflejados, es el de Mario Francisco Álvarez Cancino, exreportero de nota roja de Diario de Chiapas, quien se convirtió en noticia la madrugada del 24 de diciembre de 2007 cuando al fotografiar un camión, que transportaba hongos alucinógenos, fue arrollado por un automóvil.

El conductor responsable del accidente, en estado de ebriedad, esquivó el cordón de protección policial, y en su zigzagueante carrera embistió al periodista y a un policía sectorial.

Los atropellados resultaron con las piernas rotas y lesiones diversas en el cuerpo.

La Navidad para ambos, en lugar de transcurrir en la casa de algún familiar, fue en un hospital, pero el culpable, habiendo pagado 30 mil pesos de fianza, pudo regresar a su casa para la cena de Nochebuena.

Mario Francisco estuvo en cama durante seis meses y aún continúa con tratamientos médicos.

De su empresa periodística, en la que colaboró más de tres años, sólo recibió un préstamo de cuatro mil pesos y la petición de renuncia porque su puesto debería ser ocupado por otro reportero.

Sin prestaciones sociales, seguro, Infonavit, aguinaldo ni vacaciones, Mario Francisco se vio, en medio de la tragedia, también sin salario. Dos personas enviadas de su periódico le suplicaron que para que no tuviera problemas lo mejor era que renunciara. Ante esta situación, hizo público su caso.

El reportero, quien tiene una trayectoria de diez años en el periodismo chiapaneco, no ganaba siquiera el salario mínimo profesional. Los cuatro mil pesos mensuales que percibía es comparable a lo que recibe un dependiente de mostrador (eso sí con IMSS y prestaciones básicas). La diferencia es que el dependiente no necesita más estudios que los de secundaria, mientras que Mario tuvo que estudiar cuatro años y medio de ciencias de la comunicación en la Facultad de Humanidades de la UNACH.

La inestabilidad en Chiapas de este tipo de actividades lo ha llevado a trabajar en estaciones de radio, canales de televisión, revistas y periódicos.

Inició en Radio Núcleo en 1998 cuando apenas cursaba la licenciatura. Ahí estuvo casi tres años. Después fue invitado a hacerse cargo de la jefatura de información de Seguridad Pública.

En televisión ha sido camarógrafo, reportero y productor, sobre todo para Canal 2 del Soconusco de Tapachula, MVS Noticias de Chiapas y Canal 5 XHDY.

Sus ingresos como reportero, más bajos que los de un maestro albañil, los incrementaba con la venta de lociones y perfumes que realizaba en sus ratos libres.

El gobierno del estado intervino, pero no para que Diario de Chiapas cumpliera con su obligación laboral, sino mediante el otorgamiento de un apoyo directo del gobernador.

Cuando ya pudo caminar, Mario Francisco recibió la solidaridad de Péndulo de Chiapas quien lo contrató como editor de la sección policiaca.

Señalábamos párrafos arriba que cuando se habla sobre los tiempos de separación de la profesión, los periodistas lo ven con humor o con nostalgia:

No la abandonaría a menos que me muera o que me maten, el periodismo es apasionante: Gaspar Romero

Me voy a retirar en cuanto en cuanto chochee, yo conozco a personas muy lúcidas hasta su muerte: Enrique García Cuéllar.

Como reportero ya lo he pensado, ya que la televisión implica moverte de un lado a otro. Como periodista de prensa escrita hasta que Dios me lo permita. Pero si de marcar una edad se trata, creo que después de los 45 años: Ery Acuña Meneses.

Sí, claro, lo he pensado, pero creo que no me atrevo porque yo hasta te puedo considerar que ejercer el periodismo es como un vicio, porque te llegas a acostumbrar al ritmo que es acelerado, al ritmo de que ya está pasando un hecho y hay que ir a cubrirlo; te estás enterando de otro tema y hay que ir a investigar, y estás en todos lados. Eso se vuelve un vicio, evidentemente cuando tu situación económica te demanda más aportaciones, te obliga a buscar otras opciones, si no a dejarlo a buscar algo que lo complemente: Denisse Poblano Guerrero.

El panorama para el 65.2 por ciento para los periodistas que labora en los medios chiapanecos se ve incierto en cuanto a pensiones y jubilaciones. Varios comunicadores, que tuvieron una presencia importante en su momento, terminaron sus días sin esta prestación social.

Isidro Aguilar López, quien se hizo popular con su noticiario Patrullero 9.20 en los setenta, hoy padece varias enfermedades que no puede atender porque no cuenta con Seguro Social. Tampoco percibe los beneficios de una pensión, pese haber laborado en una estación radiofónica durante más de 30 años.

Eduardo Moreno, un periodista que escribió para diarios nacionales y locales en más de 40 años de vida activa, murió abandonado, sin atenciones médicas y sin pensión.

Ningún periodista con más de 60 años tiene beneficio de pensiones. Los que gozan de esta prestación es porque combinaron su actividad informativa con la docencia o con la burocracia, y de ahí han obtenido esta prerrogativa.

Un ejemplo de la falta de previsión de periodistas y las organizaciones, es la larga enfermedad que sufrió el desaparecido columnista Nelson Hernández. A falta de servicios médicos, recibió tarde la atención clínica que requería, pero no por parte de la empresa periodística en donde laboraba, Vanguardia del Sureste, sino por la intervención del gobernador en turno, quien giró instrucciones para la atención de la quebrantada salud del periodista.

Yo creo que una de las asignaturas pendientes de nuestro país es luchar porque exista un verdadero seguro de desempleo; en México no tenemos seguridad social, yo tengo la fortuna de que cuando me jubile pueda contar con mi Afore y mi pensión del Seguro Social, pero la gran pregunta es cuántos periodistas de Chiapas tienen eso, cuántas veces no vemos la noticia de que se murió fulanito de tal y tiene que haber colecta para pagar el cajón: Ricardo del Muro Sánchez.

Asociaciones y uniones de periodistas

Las asociaciones han impactado poco en el bienestar de sus agremiados. No es raro, por eso, que los periodistas no se sientan representados por la diferentes uniones que existen en Chiapas.

No le tenemos confianza a las asociaciones. Vimos que sólo nos usan como estandarte político, que crean un circo, y no son un canal para exponer las situaciones del gremio. No se puede confiar en las asociaciones porque son una lucha de egos. No se toman en cuenta las necesidades de las bases, ni conocen quiénes somos los periodistas. En el día de la libertad de prensa las asociaciones se preocupan más por ganarse viajes, regalos y por tomarse la foto con el gobernador. Por eso en nuestro conflicto con Televisa no quisimos involucrar a ninguna asociación porque no representan la realidad de los problemas que vivimos: Denisse Poblano Guerrero.

Organizaciones periodísticas

Valor

Significado

Frecuencia

%

1

ARRPRECH

18

11.4

3

FREPECH

18

11.38

4

Asociación de Cronistas y Comentaristas Deportivos de Chiapas

6

3.8

6

Ninguna

103

65.19

7

Otra

13

8.23

Total de frecuencias

158

100

Las declaraciones de esta reportera, quien actualmente trabaja para Radiorama, retratan una realidad confirmada en los resultados de este estudio, pues a pesar de existir diversas asociaciones de periodistas, éstos se interesan poco por pertenecer a ellas. Más del 65 por ciento no está afiliado a ninguna; el 14 por ciento es miembro del Frente de Periodistas Chiapanecos; el 11.6 por ciento a la Asociación de Reporteros y Redactores Prensa Chiapas (Arrprech), y el 3.8 por ciento a la Asociación de Cronistas y Comentaristas Deportivos de Chiapas.

En las entrevistas con los reporteros critican a los dirigentes de las asociaciones porque señalan que sólo logran beneficios personales y cuando obtienen patrocinios carecen, generalmente, de legitimidad.

En este tenor nos encontramos siete agrupaciones integradas a la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, A.C. (http://www.fapermex.com).

1. Foro de Periodistas Chiapanecos, A.C.

2. Frente de Periodistas de Chiapas

3. Organización Columna Sur

4. Asociación de Prensa y Radio de Huixtla

5. Asociación de Reporteros y Redactores de Prensa en Chiapas (Arrprech).

6. Asociación de Prensa, Radio y Televisión de la Costa de Chiapas

7. Asociación Nacional de Periodistas, Delegación Chiapas

Además, dos organizaciones no afiliadas, la Asociación de Cronistas Deportivos de Chiapas y la Asociación Estatal de Editores Chiapanecos, que aglutina a los empresarios del periodismo en la entidad.

Otras organizaciones de diversos municipios y delegaciones nacionales son: Club de Periodistas de San Cristóbal, Unión de Editores y Reporteros de la Frailesca, Sociedad Mexicana de Caricaturistas (delegación Chiapas), Club de Periodistas de México (delegaciones Tuxtla y Tapachula), Unión de Periodistas Independientes de Comitán, Asociación Nacional de Locutores, Club de Columnistas de Chiapas, Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radiodifusión, Televisión, Similares y Conexos y la Asociación de Comentaristas Deportivos del Estado de Chiapas A.C., Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (delegaciones Tuxtla y Tapachula).

La historia de los periodistas asociados es recurrente en la entidad. Permanece la búsqueda de alianzas con el gobierno en turno y como un claro ejemplo puede apreciarse en el blog de la Arrprech (http://arrprech.blogspot.com) fotografías que testifican que en 1982 entregaron, al entonces gobernador Juan Sabines Gutiérrez, la credencial número uno de esa asociación.

Esta “relación de buena voluntad” se rompió con la llegada de Pablo Salazar Mendiguchía, quien sostuvo una política de comunicación social de confrontación con grupos representativos del gremio periodístico. Fue así que esta asociación perdió todo el apoyo institucional.

Esta coyuntura unió al gremio periodístico y propició la generación de diversas asociaciones que lucharon al unísono contra las reformas del Código Penal, que fue calificada y difundida por los periodistas como ley mordaza, lo que culminó en el proceso electoral del 2006 con la “Proclama de San Cristóbal” con ella, se pretendía marcar una nueva relación de los gobernantes con los medios de comunicación e invitaron a los contendientes a refrendar dicho protocolo. El documento fue suscrito por Gilberto Gómez Maza, candidato del PASC; Francisco Rojas Toledo, del PAN; Juan José Sabines Guerrero, del PRD, PT y Convergencia; y Emilio Zebadúa González, del PANAL.

Siendo ya gobernador Juan Sabines Guerrero y en el marco del Primer Congreso Estatal de Periodistas de Chiapas, los periodistas unificados le solicitaron que se realizaran adecuaciones al Código Penal de Chiapas, en materia de difamación; es decir, que se diera marcha atrás a las reformas hechas en la administración anterior, las cuales Sabines había avalado como diputado local en la LXI Legislatura.

En un documento fechado en lunes 19 de febrero de 2007, la Frepech reseña el caso en las palabras de su entonces presidente:

Tengo un amigo que sostiene que la unidad da siempre buenos resultados, se llama Juan Sabines Guerrero y él nos ayudó a unirnos, por lo tanto resulta ilógico, paranoico y absurdo que en lo que lleva de su gobierno pretenda vencernos, nos está haciendo sus aliados: http://frepech.blogspot.com/.

El ejecutivo estatal se comprometió a presentar las iniciativas necesarias ante el congreso del estado, pero además anunció la construcción de la Casa del Periodista y públicamente pidió a la entonces alcaldesa de Tuxtla Gutiérrez buscar el terreno idóneo para tal fin, "Yo quiero pedirle a la presidenta municipal, abusando de su confianza, para hacer la Casa del Periodista y nosotros la construimos, nosotros lo hacemos" (idem).

Volvió la prosperidad y la abundancia, otra vez las relaciones “de buena voluntad” que han propiciado nuevos esquemas de pujanza y expansión.

En la celebración del Segundo Congreso Estatal de Periodistas, la Asociación Nacional de Locutores, entregó el Micrófono de Oro al gobernador Juan Sabines Guerrero.

El actual presidente de la Arrepech, Sergio Armando Marín Ortega argumenta la importancia de que los periodistas estén organizados:

…estar debidamente organizados a través de una asociación como la que represento, es de gran importancia, porque lo que se persigue, es el mejoramiento, profesional, a través de actividades académicas; obviamente que con ello se pretende que los periodistas afiliados tengan un mejor nivel profesional a través de éstas actividades, como la que siempre ha estado organizando la Arreprech, que tengan otras experiencias de intercambio con periodistas de Centroamérica…

Aduce que en el pasado, el respeto al periodista y su ejercicio estaba en decadencia y que las agrupaciones eran utilizadas únicamente para el beneficio de los dirigentes:

Desafortunadamente en el orden social, por unos cuantos, pseudoperiodistas, algunos funcionarios o actores políticos o sociales, han perdido el respeto al periodista, profesional. Pero eso es lo que estamos tratando de cambiar, en esta Asociación que antes de asumir el cargo era calificada como una que incurría en actos de beneficio personal, hoy las opiniones son completamente diferentes; esa mancha negra ha quedado en el pasado.

En lo académico, pues son pocos los que cuentan con la carrera, la mayoría ejercen el periodismo de manera empírica, claro que algunos cuentan con estudios de secundaria, otros terminaron la preparatoria y algunos cursaron uno o dos semestres de la universidad.

Pero lo que nosotros estamos haciendo es, impulsar talleres de periodismo, con los compañeros periodistas, sabemos que es muy difícil que todos estén presentes en las actividades, precisamente porque no cuentan con un salario, que les permita salir más allá de las fronteras, porque viven al día y eso sí es preocupante.

Miguel González Alonso, expresidente de la Frepech comentó sobre el valor de pertenecer a organizaciones gremiales:

Cuando son organizaciones serias, cuando no son el motín de unos cuantos, cuando no se convierten en la posibilidad de un trampolín para usos políticos personales, sí, claro que valen la pena. Cuando, por medio del Frente de Periodistas de Chiapas, me comprometí a no meterme en situaciones políticas, y ese mismo año cuando estábamos en el proceso de formación fui invitado por el Partido Verde Ecologista de México en una declaración pública de su dirigente Manuel Velasco Coello invitándome, a ser candidato a diputado federal plurinominal, decliné públicamente pues yo había hecho un compromiso con los periodistas. Esta decisión me valió el respeto y el reconocimiento de la gran mayoría de los periodistas, quienes entendieron que mi palabra era seria, franca y honesta cuando les hablé de la gran necesidad que teníamos los periodistas de unirnos porque a los periodistas se les considera como un gremio, como un nido de víboras.

En esta divergencia de opiniones, Ery Acuña Meneses, corresponsal de TV Azteca, establece una posición respecto a los beneficios de las agrupaciones periodísticas:

Te lo digo desde mi óptica, antes los círculos de periodistas eran para reunirse y hacer fiestas. Hoy la mayoría se preocupa más por analizar el tema que nos incumbe. Se está reencauzando la visión de la organización de los periodistas.

Por su parte, Gaspar Romero, corresponsal de Cadena Tres, habla de los logros que se posibilitan en unidad:

El Foro de Periodistas Chiapanecos, se fundó en el 2006 y claro que vale la pena. Nosotros le entramos con el debate a la ley de transparencia. El Foro logró dos conceptos en Chiapas: el primero, la cláusula de conciencia del periodista y la otra, el secreto profesional. Las asociaciones sirven para apoyar en el crecimiento intelectual y laboral del gremio, un ejemplo es que dentro de la asociación se estima que sólo el 20% tiene licenciatura; por lo que es necesario establecer convenios en pro de los periodistas.

Aun cuando se hable de los beneficios de pertenecer a una asociación, lo cierto es que los reporteros le han dado la espalda a las organizaciones gremiales porque, a decir de ellos, no obtienen beneficio alguno y no se sienten representados.