Metástasis perredista

-Amado Avendaño Villafuerte-

La metástasis es el proceso que ocurre cuando las células cancerosas entran al torrente sanguíneo. Es una etapa terminal.

Un proceso muy similar es el que vemos hoy en el PRD, su torrente sanguíneo ya está totalmente infectado del cáncer de la corrupción, la transa, la traición, la incongruencia y la insensibilidad social. El daño que le han causado a la sociedad es irreversible.

Sólo así se explica cómo un partido que nació siendo de izquierda esté hoy completamente entregado, abyecto al poder que decía combatir tanto en sus inicios en 1989, como en el 2006, en las elecciones en las que apostó y lo perdió todo.

Más allá de la incongruencia pragmática que dio origen a ese engendro inexplicable que es su alianza con el PAN, hoy al escuchar los nombres de sus candidatos la incongruencia se vuelve bizarra.

Zoé Robledo Aburto, hijo del fallido ex gobernador priísta Eduardo Robledo Rincón, quien a cambio de 68 días como mandatario chiapaneco manchó sus manos con sangre inocente, hoy se ostenta como candidato a Diputado por el distrito de Motozintla, ¡pero por el PRD!.

Qué dirían Agustín Rubio Montoya, Rigoberto Mauricio Villafuerte y Ernesto Fonseca García, quienes fueron asesinados aquel 25 de julio de 1994 en el fallido atentado contra el entonces candidato a gobernador de la sociedad civil, Amado Avendaño Figueroa, al ver que el hijo de uno de sus asesinos es cobijado ahora por el partido que respaldó la causa por la que ellos entregaron su vida.

El PRD no es capaz de respetar siquiera lo más sagrado para estas familias huérfanas de padres e hijos: la memoria de sus muertos.

O quizás en realidad el PRD esté siendo más congruente que nunca y desde aquella ocasión haya colaborado con los Robledo, filtrando a sus adversarios la agenda privada de su entonces candidato a gobernador (Avendaño), para facilitar el atentado en el que no pudieron asesinarlo a él, pero sí en cambio a inocentes.

Baste ver al servicio de quién están hoy los otrora fieles colaboradores y aguerridos luchadores sociales de izquierda de la lucha democrática de 1994.

Tal vez entonces los incongruentes son quienes aceptan estas y otras condiciones, o para no ir más lejos, aquellos otros que con credenciales del gobierno legítimo de López Obrador en la mano, le juraban lealtad y despotricaban contra la chuchada, y un año después, bajo el falso pretexto de combatir al PRI y de la promesa de año y medio de poder, entregan todas sus “convicciones”.

No hay lugar que esconda la desvergüenza, el instinto descoyuntado de la búsqueda del poder pasajero se queda para siempre plasmado en la memoria colectiva. El poder pasa, la deshonra es para toda la vida.

Así como este joven candidato irremediablemente arrastra en su apellido las manchas de sangre con las que su padre (y principal impulsor) escribió aquella triste página de la historia de Chiapas del 94, de la misma manera la efímera existencia del partido que hoy lo cobija se escribirá como una de las más oscuras páginas de la vida política de este país.

Al traicionar sus principios, los perredistas han traicionado también a millones de ciudadanos que en estos años entregaron su tiempo, su trabajo, su esperanza, su sangre y hasta su vida por una causa que consideraron justa: la democracia con justicia y libertad.

A cambio ello estos traidores a la democracia (y a la patria) nos entregan, como corresponsables, un país y un estado que se caen a pedazos en medio de la simulación de 12 años de gobiernos de PRD y PAN, quienes por si no fuera poco están empeñados en demostrarnos, ahora juntos a nivel local, que son capaces de causar más daño que el que nos hizo el PRI en 70 años. Ya basta, no.

amado.avendano@gmail.com

Publicado el jueves 13 de mayo en la web de Mirada Sur