Boletin "Chiapas al Dia" No. 571
CIEPAC, CHIAPAS; MEXICO.
(26 de diciembre de 2008)
CIUDADES RURALES EN CHIAPAS: DESPOJO GUBERNAMENTAL CONTRA EL CAMPESINADO
PRIMERA DE DOS PARTES
Mariela Zunino y Miguel Pickard - 26-Dec-2008 - num.571
CIEPAC, San Cristóbal de Las Casas
Introducción
Tras las diluvianas tormentas que cayeron en gran parte del sur-sureste de México en octubre y noviembre de 2007, el gobierno del estado de Chiapas, presidido por Juan Sabines Guerrero, impulsó el programa llamado Ciudades Rurales Sustentables. El programa dotaría de vivienda a
miles de damnificados que habían perdido a sus seres queridos, casas, tierras, animales y efectos personales. Sin embargo, el objetivo real del Programa Ciudades Rurales es "ordenar" el uso de los recursos del campo, lo cual implica la separación del campesinado de la tierra que actualmente habita. El Programa producirá la concentración de personas del campo en pequeñas aldeas, la enajenación de sus tierras y la explotación de éstas por grandes empresas.
Los orígenes del Programa de Ciudades Rurales
A fines de junio de 2008, los mandatarios de México, Centroamérica y Colombia decidieron relanzar el Plan Puebla Panamá (PPP) rebautizándolo el "Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica", o Proyecto Mesoamérica. Con esta nueva denominación se busca remozar el PPP, aunque su lógica siga siendo la misma: integrar y amoldar todo el territorio desde el sur de México hasta Colombia para que sirva al gran capital. De los más de 100 proyectos económicos que existían cuando arrancó el PPP en 2001, se acordó dejar sólo una veintena centrados en energía,
electricidad, salud, educación, telecomunicaciones, agro-combustibles, carreteras y vivienda.(1)
Nos encontramos entonces frente a un "PPP concentrado". En el documento base del PPP, capitulo México(2), se destaca que uno de los objetivos es generar un manejo sustentable de los recursos, de allí la necesidad de impulsar programas de ordenamiento territorial debido a la alta
dispersión poblacional que afecta a las regiones sur-sureste. Asimismo, en noviembre de 2008, el Banco Mundial publicó el informe sobre Desarrollo Mundial 2009, llamado "Una nueva geografía económica", el cual plantea que la integración económica es la vía fundamental para
llevar el desarrollo a todos los rincones del mundo. La integración económica, señala el informe, significa, entre otras cosas, tener una mejor conexión o acercamiento entre las zonas rurales y las urbanas.
Como lo señala el Banco Mundial: "El desafío normativo es conseguir una densidad adecuada, encauzando las fuerzas de mercado con el fin de alentar la concentración y promover la convergencia en los niveles de vida entre aldeas y ciudades y grandes urbes"(3).
En este contexto se inserta el programa de Ciudades Rurales que el gobierno de Juan Sabines pretende realizar en Chiapas y con los mismo elementos regidores: ordenamiento de los espacios rurales, concentración para combatir la dispersión e inserción de la producción del campo según
las reglas del mercado. Queda así en evidencia la lógica mayormente económica del proyecto de Ciudades Rurales y no la social como suelen señalar sus defensores.
Evidentemente, la idea original de la construcción de Ciudades Rurales no proviene del gobernador de Chiapas sino que surge primero en las instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo)(4). Las Ciudades Rurales de Chiapas forman
parte entonces del entramado neoliberal de planes, proyectos y negocios que están avanzando sobre México(5).
En la reunión donde se lanzó el Proyecto Mesoamérica en junio de 2008, el presidente Felipe Calderón declaró que "no sólo hemos decidido acelerar el paso sino avanzar hacia un proyecto integral de desarrollo e integración para la región y abrir la puerta a proyectos de desarrollo
social como en vivienda y salud, planeados y aprobados"(6). Al mismo tiempo, Calderón anunció un extenso programa de viviendas que incluye la financiación de créditos hipotecarios para 50 mil viviendas, con lo cual se buscaría extender el modelo mexicano de construcción de vivienda a lo
largo de Centroamérica. En este sentido, el presidente del Consejo Consultivo de Ciudades Rurales, Esteban Moctezuma Barragán, también presidente de Fundación Azteca, declaró que "habrá Ciudades Rurales no sólo en Chiapas ni sólo en México, se multiplicarán por Latinoamérica y
el orbe y serán herencia del presidente Calderón y del gobernador Sabines, porque resuelven muchos problemas a la vez, porque parten de una solución de fondo"(7).
Los antecedentes históricos de las Ciudades Rurales
El "recluir" a un sector de la población dentro de ciudades construidas para aislarlo de su entorno habitual no es una estrategia nueva. Las Ciudades Rurales en Chiapas son una variante del control poblacional que se ha utilizado en guerras de otro tipo. En las guerras "calientes", muchas de ellas guerras de invasión realizadas por países del Norte contra sus pretendidas colonias del Sur, el recluir forzosamente a la población campesina es parte de una estrategia mucho más amplia de
contrainsurgencia y pacificación. Varios ejemplos se pueden mencionar: los británicos en sus guerras en Malaya y en Kenia a principios de los años 50, los franceses en Argelia durante los 50 y 60, los estadounidenses en Vietnam en los 60 y 70 y, con algunas variantes, en
Irak durante la actual década, mediante el aislamiento y el acceso controlado de algunos barrios en la capital Bagdad. Otro ejemplo más cercano son las aldeas modelo (luego llamadas "polos de desarrollo") que creó el ejército guatemalteco durante los años 80 y 90 para aislar a la
población civil y campesina de los insurgentes de la URNG (Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca).
En las guerras, aislar a la población de su entorno es equivalente a "quitarle el agua al pez", pues los peces en esta concepción son los guerrilleros o insurgentes que "nadan" sin fácil detección en un "mar" de población que los cobija y apoya. Al recluir forzosamente a la
población civil en aldeas bajo el control del ejército regular, los movimientos de los insurgentes son más fáciles de detectar. Además, a los insurgentes se les dificulta el acceso a sus bases de apoyo para fines de reclutamiento, avituallamiento o difusión de propaganda a favor
de su causa.
Los sitios en donde se obliga a la población civil a reubicarse y a concentrarse se conocen por distintos nombres: campos de concentración, campos de reagrupamiento, campos de internamiento, reservas nativas, aldeas modelo, aldeas nuevas, aldeas estratégicas, polos de desarrollo, agrovillas y, ahora, la contradictoria denominación de Ciudades Rurales.
Algunos aspectos de estos centros de reagrupamiento se repiten en casi todas sus modalidades. Aparte del objetivo general de mantener a la población aislada de la insurgencia en las guerras calientes y de los recursos naturales en la actual ofensiva de despojo del gobierno
chiapaneco, en general se ha buscado que los habitantes del campo transformen su manera tradicional de vivir y se "modernicen". Se trata de desintegrar las formas de intercambio y de vida tradicionales, campesinas y comunitarias, y obligar a la población a entrar al modo de
producción capitalista de pequeña propiedad orientada al mercado externo. Otro objetivo es el adoctrinamiento de la población mediante el control de contenidos en la escuela, en las iglesias y en los medios de comunicación. En Guatemala, por ejemplo, en las "aldeas modelo" que se
establecieron en los 80:
Se buscó el adoctrinamiento ideológico y la imposición de valores ajenos a las comunidades. Se pretendió la adhesión a la simbología nacional guatemalteca, a la bandera y al himno y a los valores del individualismo y el éxito, conceptos extraños a la cultura tradicional maya. La vida
cotidiana estaba absolutamente normatizada, imponiendo la ruptura constante con los valores tradicionales indígenas. El idioma que se estableció para todo el programa fue el español, la educación se impartía en esta lengua de los ladinos y de los sectores de poder en Guatemala.(8)
Una década antes en Vietnam, los estrategas militares de Estados Unidos afirmaban:
El Programa de Aldeas Estratégicas era mucho más amplio que la construcción de aldeas estratégicas en sí. Contemplaba fases secuenciales que, empezando con el despeje de insurgentes de un área y la protección de la población rural, progresaban hacia la creación de
infraestructural [gubernamental] y de ahí a la dotación de servicios que llevarían a los campesinos a identificarse con su gobierno. El programa de aldeas estratégicas era, en resumen, el intento de traducir la recientemente elaborada teoría de contrainsurgencia en una realidad
operacional. El objetivo era político, si bien los medios para su realización eran una mezcla de medidas militares, sociales, psicológicas, económicas y políticas.(9)
Las Ciudades Rurales como un aspecto de la contrainsurgencia
En todo lugar donde existan pueblos y comunidades indígenas, mujeres y hombres que luchen por sus derechos, que se hallen en dinámicas de búsqueda de la dignidad y la libertad que les han robado, existe a la vez una guerra silenciosa que busca desaparecerlos, y que se manifiesta
a través de las distintas formas que toma la contrainsurgencia. En Chiapas, el gobierno de Sabines se especializa en prácticas de contrainsurgencia. Programas gubernamentales que en lo discursivo se alzan con el objetivo de la lucha contra la pobreza y en pos del desarrollo de los pueblos obedecen más bien a mecanismos de desintegración comunitaria y rompimiento de los lazos del modo de vida campesino-indígena, para contar con un control total de los territorios
y los recursos naturales.
El plan de contrainsurgencia de Juan Sabines se encuentra disfrazado bajo el "Plan de Desarrollo Chiapas Solidario" que lejos de estar "basado en el valor de la solidaridad, con respeto a los recursos naturales de las próximas generaciones"(10), lo que busca en realidad es
convertir al estado en un "paraíso" para las inversiones, a través de una integración económica neoliberal que presione al estado a imbuirse más aun en los flujos de la globalización. Programas como Amanecer, Banchiapas, el proyecto de Bioenergéticos, el Convenio de Confianza
Agropecuaria (CODECOA), y Ciudades Rurales, forman parte de este "Chiapas Solidario" que obedece a fines de contrainsurgencia. Bajo la misma lógica se inscriben procesos como el de reordenamiento territorial, la privatización de las tierras, la militarización de las comunidades, los megaproyectos de infraestructura y los centros de desarrollo turísticos.
Concentrar a la población en las Ciudades Rurales implica un control social que se convierte en factor fundamental para la aplicación de los designios del capital y el avance de los planes de gobierno.
Básicamente, el control de la población busca fragmentar y disipar cualquier intento de construcción de un modelo que difiera o se aleje del patrón estatal. Tiene como fin la desmovilización de los pueblos, mediante el desmembramiento de sus culturas y modo de vida campesino, provocados por el alejamiento de sus tierras, y la subordinación al modelo estatal y empresarial instaurado en los nuevos centros habitacionales. Miguel Ángel García de la asociación civil chiapaneca Maderas del Pueblo del Sureste destaca la coincidencia de intereses,
principalmente los de cementeras y constructoras, pero "además se encuentra el interés político de control social, el de concentrar a los pueblos para tenerlos bajo control, y poder contar con mano de obra de reserva, asalariada o semi-asalariada"(11).
Las Ciudades Rurales y la doctrina del shock
Las primeras Ciudades Rurales que construirá el gobierno estatal de Chiapas se localizan en la zonas Centro y Norte del estado. No es casual su ubicación. Las torrenciales lluvias de octubre y noviembre de 2007 cayeron con especial intensidad en esas zonas de Chiapas, quedando
afectadas cerca de 1,200 familias en 34 municipios. Además quedó sepultado el pueblo de Juan de Grijalva por el desgajamiento de un cerro en el municipio de Ostuacán de la zona Norte. Las familias damnificadas fueron trasladas a albergues temporales o alojadas con familiares. A
partir de enero de 2008, más de 600 familias de 33 comunidades de los municipios oficiales Jitotol, Tecpatán, Pantepec, Coapilla, Copainalá e Ixhuatán fueron reubicadas en los mal llamados "campamentos solidarios".
Meses antes del desastre el gobierno de Sabines había anunciado el Programa de Ciudades Rurales, pero las lluvias ofrecieron el momento idóneo para su arranque. Así, el gobierno de Sabines anunció haber descubierto la razón de tanta pobreza en el estado y particularmente en
el campo chiapaneco: "concluimos que la dispersión es origen y causa fundamental de la pobreza extrema.", diría el gobernador en su Segundo Informe de Actividades(12).
Según los cálculos oficiales, en el estado de Chiapas existen 19,386 localidades. De ellas, en 14,346 (74%) viven menos de 100 habitantes, lo cual "dificulta la provisión de servicios e infraestructura para el desarrollo, en detrimento de la calidad de vida de la población" según
el gobierno del estado. Resuelto a enfrentar "el binomio dispersión-pobreza", el gobierno de Sabines lanzó el ambicioso programa Ciudades Rurales para concentrar a la gente "dispersa"(13).
En este marco, el mayor problema para el gobierno se vuelve uno de relaciones públicas: ¿cómo convencer a la gente del campo no sólo que se reubique y concentre sino que rompa con un estilo de vida milenario y, además, acceda a perder su mayor patrimonio, la tierra que habita? El
dilema era mayúsculo pero en la lógica de que las crisis ofrecen oportunidades, las lluvias y los aludes brindaron una solución para el gobierno. Las primeras Ciudades Rurales se construirían en la zona del desastre para brindar viviendas a los damnificados. En total se construirían ocho Ciudades Rurales en 2008 de un total de 25 ciudades a edificarse durante el mandato del gobernador Juan Sabines que termina en diciembre de 2012(14).
El proceder del gobierno de Chiapas en torno a las Ciudades Rurales es un ejemplo de la llamada doctrina del shock, de la que ha escrito con detalle la investigadora y activista canadiense Naomi Klein. Su reciente libro llamado La doctrina del shock: el auge del capitalismo del
desastre describe con detallados ejemplos las ocasiones en que las autoridades gubernamentales de distintos países, con una agenda de despojo a los pueblos, aprovechan los desastres de todo tipo para impulsar medidas que en otros momentos encontrarían un violento rechazo.
Los desastres pueden ser naturales (terremotos, huracanes) o causados por los seres humanos (guerras, golpes de Estado), o una combinación de ambos factores, como fueron precisamente las caudalosas lluvias de 2007, pues se tradujeron en desbordamiento de ríos y deslaves en Chiapas por la tala excesiva de árboles y en inundaciones históricas en Tabasco por
el mal manejo del desfogue de varias presas hidroeléctricas.
Klein aclara:
Así funciona la doctrina del shock: el desastre original - el golpe de Estado, el ataque terrorista, el derrumbe financiero, la guerra, el tsunami, el huracán - pone a la población entera en un estado de shock colectivo. Las bombas que caen, el estallido de terror, los vientos huracanados terminan ablandando a sociedades enteras, de manera similar a la música estridente y los golpes en las celdas de tortura que ablandan a los prisioneros. Igual que el prisionero aterrorizado que
delata los nombres de sus compañeros y renuncia a su convicción, las sociedades aturdidas a menudo se dejan despojar de cosas que en otros momentos defenderían con fiereza(15).
La construcción de vivienda para los damnificados por las lluvias en Chiapas posiblemente no ameritaría mayor atención en otras circunstancias. La clave de la diferencia en esta ocasión está en los objetivos que el gobierno estatal persigue con las Ciudades Rurales, como parte de una política de Estado, coordinada entre los distintos niveles de gobierno, las fuerzas de seguridad, el sector privado y otros organismos, para concentrar a la población rural y, en su debido tiempo,
separarla de su posesión y control de la tierra que actualmente habita.
El doble propósito de concentrar y despojar encontraría un amplio rechazo entre la población si no estuviera de por medio el desastre. Sin hogar, aturdida por la pérdida de familiares, vivienda y objetos personales, obligada por las circunstancias a reubicarse en lugares lejanos del terruño, la población damnificada, que pasó por lo que Klein llama un trauma colectivo, es el objeto perfecto para que el gobierno ejerza una política de coerción con menor posibilidad de resistencia.
Roberto Sánchez, representante del Ejido Juan de Grijalva comentó poco después de la tragedia, "La gente está asustada y no quiere regresar adonde llegó la muerte y la destrucción"(16). En estas circunstancias, la reubicación de miles de familias a las Ciudades Rurales, promocionadas con promesas de disponer de todos los servicios - vivienda, escuelas, clínicas, centros recreativos, hasta internet – se facilita enormemente.
Desde luego, no todas las 25 Ciudades Rurales en Chiapas que el gobierno de Sabines pretende construir serán erigidas tras algún desastre. Sin embargo, las primeras sí tienen esa característica y fueron seleccionadas con el afán de que fueran aceptadas por la población y construidas con la menor resistencia posible. De ahí en adelante su función principal es la del "efecto demostrativo", un ejemplo a seguir para las poblaciones que el gobierno pretende que habiten las demás
Ciudades Rurales. [Continuará]
Notas
1. "Relanzan Plan Puebla Panamá como Proyecto Mesoamérica", La Jornada, 28 de junio de 2008
2. "Plan Puebla-Panamá Documento Base, Capítulo México Informe Ejecutivo", Lic. Francisco Abarca Escamilla.
3. Banco Mundial, Revista Intercambios, año 8 número 92, noviembre 2008.
4. Japhy Wilson, "La nueva fase del Plan Puebla-Panamá en Chiapas", Boletines Chiapas al Día, CIEPAC
15. Naomi Klein, The Shock Doctrine: the Rise of Disaster Capitalism, Metropolitan Books, Nueva York, 2007, p.17.
16. Elio Henríquez, "Pobladores de San Juan Grijalva aceptan ser reubicados", La Jornada,
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