MILITARES EN ALTAMIRANO: TORTURA SICOLÓGICAMENTE



ISAÍN MANDUJANO/APRO
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., 25 de mayo (apro).- Militares de la Onceava Compañía de Infantería No Encuadrada (CINE) destacamentazos en el municipio de Altamirano torturaron física y sicológicamente a dos jóvenes indígenas a quienes acusaron de robar una granada que se les extravió y de intentarla venderla a presuntos zapatistas.
La Coordinación Estatal Chiapas del Frente Nacional de Lucha por el
Socialismo (FNLS) denunció que los hechos ocurrieron en los primeros días de mayo pero fue hasta hoy que los familiares de las víctimas decidieron hacer la denuncia ante el constante acoso y hostigamiento al que han estado sujetos en las últimas semanas por parte de las fuerzas castrenses que siguen creyendo que los jóvenes poseen la granda de fragmentación que se les perdió en el interior de la base de operaciones.
El FNLS dijo que como parte de un acuerdo con la mandos militares, los jóvenes estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica número 36, ubicada en la cabecera municipal de Altamirano, asisten a recoger los desperdicios de comida que se generan los militares para dárselos a los marranos que tienen en el establo escolar
Comisionado junto a otros alumnos, Roberto Encino López de 18 años, era uno de los que asistían de forma permanente a recoger los desperdicios, sin embargo su rutina dio un giro radical cuando un taxista, hijo de un militar, lo señaló ante los militares de poseer una granada que intentaba vender en siete mil pesos.
Dijo que el 7 de mayo por la tarde, dos hombres vestidos de civil y con aspecto militar lo interceptaron en el parque central de Altamirano cuando iba junto con sus amigos a jugar fútbol, quienes le preguntaron de forma insistente sobre su identidad, procedencia y actividades rutinarias, para después dejarlo ir.
Pero cuando creyó que todo había pasado, ese mismo día en la noche un auto negro casi embistió a Encino López y sus amigos, de donde bajaron dos hombres con igual aspecto de militar y lo subieron por la fuerza al vehículo en el que lo trasladaron, ante el asombro de sus amigos, directo al cuartel militar de la 11ª. CINE, asentada en esa cabecera municipal.
El relato del joven indígena refiera que lo bajaron del coche a golpes y lo encaminaron hacia un cuarto oscuro golpeándolo a rodillazos en su espalda. Ahí lo sentaron en una banca y mandaron llamar a un "Teniente Coronel", quién al poco rato llegó vestido de civil diciéndole a Roberto: "tú andas teniendo una granada, ¿verdad?".
El joven negó tal acusación y su interrogador que era delgado, alto y fuerte, le
dio una bofetada e insistió: "tú la tienes cabrón y la andas vendiendo, no te hagas pendejo, te hemos estado vigilando… ya te vimos que andas viajando a San Miguel Chiptik con otros dos, uno como de 30 años, y si le vendiste la granada a algún zapatista te va a cargar tu pinche madre".
Roberto apunta que continuó diciendo que no sabía nada de ello y que otro soldado que se encontraba a un lado, éste sí uniformado, le dio una fuerte patada en el pecho.
El presunto Teniente Coronel continúo diciéndole: "si no hablas con la verdad, ahorita de una vez te llevo al río para que veas si no hablas con la verdad, cabrón… te va a cargar la chingada" y tocándose la pistola en la cintura le decía: "ésta te va a llevar".
Los insultos y las amenazas no cesaban, mientras otros soldados uniformados y de civil lo golpearon en la nuca, la cara y el estómago.
Sus amigos intentaron dar aviso a los padres de Encino López sobre el incidente, pero no estaban, fue su hermano Carlos Encino López, quien se apersono cuestionando el paradero de su hermano y si bien en un primer intento le negaron su presencia, después fue ingresado al lugar ante un teniente coronel que tenía frente de sí a su hermano todo golpeado.
El jefe militare le dijo a Carlos Encino que su hermano había sido detenido y llevado a ese lugar para que dijera donde tenía escondida una granada que estaba vendiendo y que se les había extraviado en días pasados, justo a la hora que el grupo de alumnos de la secundaria entraron al cuartel a recoger desperdicios de alimentos para los marranos de la escuela.
Tras la golpiza, a Roberto lo obligaron a que sindicara a otro de uno de sus mejores amigos, Jorge Luís Sántiz Sántiz, quien llegó después acompañado de sus padres, para saber el motivo del llamado.
Narró el FNLS que cuando los dos jóvenes estaban frente al jefe militar les preguntó, "¿Cuándo vinieron a recoger desperdicios, no encontraron por ahí un fierrito que se nos perdió?".
Jorge Luís dijo que no y que ya antes el cocinero del cuartel les había preguntado lo mismo, ofreciéndole siete mil pesos si lo encontraban, finalmente les permitieron retirarse a todos, pero advirtiéndole a los dos jóvenes que no podían salir del pueblo por ningún motivo.
Para seguir presionando a los jóvenes, los militares enviaron a un primo de Roberto Encino López, Juan Encino, un exmilitar que sirvió por casi 10 años a las fuerzas armadas para que lo dizque convenciera de entregar la granada, pero el sindicado siguió negando las acusaciones y que ni siquiera conoce ese tipo de artefactos explosivos.
Por su primo nuevamente fue llevado al cuartel militar donde tras ser presionados por el teniente coronel que nunca quiso decir su nombre, estos se le revelaron y le dijeron que si seguía torturándolos sicológicamente iban a buscar un abogado.
Ante ello el teniente coronel de inmediato se mostró muy enojado y
alzando la voz en tono amenazante le contestó: "nada de llamar a licenciados ni abogados, cuidado con eso".
El FNLS dijo que la familia de Roberto y Carlos que en principio habían decidido no denunciar nada debido al temor de la amenaza militar, pero durante los siguientes días y hasta al menos el pasado lunes 21, su primo no ha dejado de presentarse en la casa de los primeros, entrando sin permiso a veces solo y otras
acompañado de soldados que visten de civil.
“Llegan para hostigar a Roberto diciéndole que ya entregue la granada, que se evite más problemas, o que diga quién la tiene porque si no aparece la granada él irá a la
Cárcel”, dice la denuncia del FNLS.
Según el FNLS que aglutina a varias organizaciones sociales, el caso es sólo una muestra más, que conjuga diversas de las atrocidades que comúnmente componen el abanico de excesos y acciones extrajudiciales que cometen las fuerzas armadas en México.
“Este asunto nace de un acto de profunda irresponsabilidad y negligencia por parte de elementos del ejército federal, quiénes perdieron una granada de fragmentación con todas las consecuencias letales que ello puede tener. Pero si bien esto puede considerarse un error, y por lo tanto no constituir una práctica común en el instituto castrense, lo que sí es una política institucional de las fuerzas armadas es la manera ilegal y arbitraria con que pretenden resolver cualquier asunto, incluso los problemas que ellos mismos ocasionan”, dijo en su denuncia el FNLS.
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