Palenque, oasis del Narcotráfico.
Susana Solís&Mirada Sur.

Palenque. Chiapas. México. Junio 2007. En pocos años, Palenque se convirtió en el oasis del narcotráfico del sureste.

A 2 horas de Villahermosa y a 5 de Tuxtla Gutiérrez, Palenque aparece en el mapa como una ciudad perdida, olvidada de los poderes centrales de la capital chiapaneca y con una población que mantiene mayores vínculos con los tabasqueños.

El sábado 26 de mayo, un joven de entre 28 a 30 años, apodado “el maya”, de apellidos Nieto Menéndez, se paseaba junto con su escolta; todos armados, ahí, en pleno centro de la ciudad de Palenque, en camionetas lujosas.

“Era una escena cotidiana”, aseguran los palencanos.

“Llegaban al pueblo, bebían, se estacionaban frente al parque presumiendo sus cuernos de chivo o sus ak-47, en sus grandes carrazos”, confía un lugareño.

Alrededor de las 8 y media de la noche, el “maya” y sus guardaespaldas se enfrentaron con elementos de la Agencia Estatal de Investigación. Ahí quedó tendido, muerto, el policía de la AEI, Marco Antonio Mancilla Morales.

Según la versión oficial, el agente se acercó a la camioneta del “maya” porque los vio sospechosos. La respuesta fue un tiroteo. En la calle quedaron más de 160 cartuchos percutidos. “una gran balacera que duró como media hora”, relatan algunos testigos que en estos temas piden omitir sus nombres.

La versión extraoficial, es que hubo una discusión previa entre sicarios y policías donde exhibieron sus armas, lo que originó que muchos turistas y pobladores lograran correr y esconderse antes de que se iniciara el tiroteo; por ello el saldo no fue peor.


SECRETO A VOCES

Antes del 2003, en Palenque se sabía quienes se habían convertido ricos de la noche a la mañana y a que se dedicaban, pero nadie se atrevía a denunciar. Era un secreto a voces porque finalmente el municipio estaba tranquilo, no había violencia.

Sin embargo, la gota que derramó el vaso fue el asesinato en Ostuacán de Antonio Guízar, hijo de Antonio Guizar Valencia, a quienes se les vincula con el cartel de Osiel Cárdenas.

“Lo emboscaron, iba en su camioneta, le cerraron el camino y ahí lo mataron”, cuenta un palencano.

Al parecer, los sicarios pertenecían a la banda de Martín Flores Torruco, alías el “Chino” y el motivo de la muerte, como en todas estas historias, el control de la plaza.

El “chino” era muy estimado en Palenque, porque socializaba con la gente, era hasta “benefactor”. “Iban los profesores a pedirles que les construyera un aula y él lo hacía e incluso hasta la inauguraba”, relatan.

A partir de la muerte de Antonio Guízar, vino la venganza: el asesinato de Martín Flores Torruco, “el chino”, en la localidad Emiliano Zapata de Tabasco.

Al año, cuando Antonio Guízar Valencia, padre de Toño Guízar, jugaba dominó en un lugar que se conoce como el embarcadero la libertad, un grupo se sicarios lo ejecutó.

En este mismo lugar donde se embarca ganado se instaló un retén de la Agencia Estatal de Investigación desde el domingo 27 de mayo, un día después del enfrentamiento con el grupo armado.

“El maya” era ayudante de Antonio Guízar, pero tomó el mando cuando tanto padre e hijo fueron asesinados.

Hoy se sabe que resultó herido durante el enfrentamiento con los policías y es buscado en Tabasco, Campeche y Veracruz.

A partir de este incidente, la Fiscalía General del Estado desplegó un fuerte operativo donde aseguró no sólo propiedades de “los Valencia”, sino 37 armas de alto poder, 13 granadas de fragmentación, vehículos de lujo, uniformes apócrifos de la AFI, hasta rollos de cable con cientos de focos que según se informó servían para tenderlos en las pistas clandestinas y así guiar en el aterrizaje a las narco avionetas.


LA EXCENTRICIDAD DEL NARCO.

Se le conoce como “el rancho la virgen”.

Es una casa que no fue terminada pero que refleja el lujo que pudo haber tenido si no hubiesen matado a los Valencia.

Se ubica en el ejido “Las Joyas”, al final de una calle donde pocos podían transitar ya que estaba resguardada por una especie de trancas de fierro, que según narran, eran siempre custodiadas por hombres armados.

Al final de la calle, sobresale una enorme fachada de unos 5 metros de altura, con rejas altas, desde donde se logra apreciar una enorme escultura de la virgen de Guadalupe de más de 3 metros de alto.

A un lado de la “Emperatriz de América” –como le llamó el Papa Juan Pablo II- la efigie hincada de Juan Diego de aproximadamente un metro con 50 centímetros de altura.

La escena descansa en una rotonda de concreto. A los dos costados hay 4 tumbas, en dos de ellas reposan los restos de los Valencia, padre e hijo.

Hay en los sepulcros restos marchitos de coronas y flores, que dan cuenta que todavía son visitados.

La excentricidad y el lujo se encuentra más al fondo, en el casco de la casa, donde destacan dos enormes escaleras de semicaracol que llevan a la planta alta, donde hay muchos cuartos.

La habitación está vacía, apenas unos colchones apilados.

En la planta baja, del lado derecho, una enorme alberca techada pero abandonada, con chapoteadero, bar, jacuzzi y una gran casa de máquinas para alimentar la piscina.

De manera caprichosa, a un lado de la alberca, un camino de madera rústica, techado con palma que lleva a una laguna artificial para la cría de peces. Hay una especie de plataforma de madera que pudo ser utilizada para pescar desde una parte alta.

Son las exquisiteces que se les ofrecía a funcionarios de todo tipo y de la región, para pasar inolvidables veladas organizadas por los Valencia, aseguran los pobladores.

De los 16 vehículos que han sido asegurados en los operativos policíacos, todos son carros de lujo, que van desde Cadillac, BMW, camionetas Lincoln, entre otros; los mismos automóviles que se paseaban los fines de semana frente al parque central de Palenque.

“Solo que fueran jugadores de los jaguares podría uno pensar que se dedicaban a otra cosa”, bromean algunos palencanos.

Lo último fue la advertencia que llegó a la zona militar de Palenque “vamos a regresar, no nos vamos a ir”. Un mensaje de quienes se han apoderado de esta plaza y no piensan abandonar.

La guerra contra el narcotráfico en Chiapas, apenas empieza.

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