Disculpa pública al pueblo de Haití, al pueblo de México y al pueblo de Chiapas

Al referirme en esta semana al tema de la situación en Haití, en mi programa Ojos que no Ven, cometí un exabrupto del que asumo toda la responsabilidad a título personal.

Al quedar incidentalmente el micrófono abierto, hice una broma, que nunca debí haber comentado, porque no pienso ni siento las expresiones que se leyeron de animadversión hacia nuestros hermanos haitianos en desgracia.

Al expresar que asumo toda la responsabilidad a título personal, quiero decir que deslindo a mi partido, al medio de comunicación, a mi iglesia, a mis amigos y a mi familia.

Yo soy el único responsable de este desafortunado comentario por lo que pido una extensa disculpa pública al pueblo de Haití, al pueblo de México, al pueblo de Chiapas, a cualquier persona en el mundo que se haya sentido ofendida por la equivocada expresión que hice. Me disculpo con toda humildad y de todo corazón.

Entiendo y siento en mi corazón que los haitianos viven el momento más trágico de su historia; también el eco mundial de dolor y solidaridad hacia ellos.

Me da vergüenza que la gente haya escuchado comentarios ofensivos y equivocados de mi parte, que insisto, aunque no eran mi intención, ni mí sentir, se fueron de mis labios y asumo la responsabilidad.

Yo soy un hombre de fe cristiana, mi fe está basada en la solidaridad, en el amor por el otro, por mi prójimo. Por ello he participado a lo largo de 20 años con fundaciones humanitarias de mi estado, solidarizándome en distintas situaciones, con personas que han sufrido percances de distintos tipos. Un error parece echar a perder estos esfuerzos, estas expresiones y acciones de apoyo a quienes lo han necesitado.

Esta fe es la que me permitió superar la adversidad en el tiempo que estuve al borde de la muerte, cuando padecí cáncer linfático; incluso, en ese momento hubo personas que hicieron bromas sobre mi situación.

No cabe duda que todo se paga en la vida, y hoy, con justa razón recibo hondas y merecidas críticas por mis palabras, a todas luces equivocadas.

Mis adversarios políticos disfrutarán de mi vergüenza. Están en su derecho. Pero esta vergüenza no debe incluir a mi pueblo, al pueblo de Chiapas, ni a quienes han confiado en mí en mi trayectoria como comunicador y político, a quienes me han brindado amistad, como el coordinador de mi bancada, el presidente del CEN de mi partido, el líder estatal del PRD. A todos ellos les extiendo esta disculpa y reitero el deslindarlos de la culpa por este hecho… de mi culpa. Asumo toda la responsabilidad.

Personalmente sé que no basta con arrepentirme; cometí un error grave que no puedo justificar. No encuentro la manera de enmendar o corregir mi comentario.

Por eso tomo la decisión de retirarme del aire por un largo tiempo. Le he pedido a la radiodifusora a la que siempre he pertenecido con orgullo, me permita ausentarme por un largo periodo, agradecido siempre por su confianza, que lamentablemente defraudé con este hecho, con el poder del micrófono.

También he decidido de corazón donar mi salario de legislador federal de todo el mes, para coadyuvar con la reconstrucción por Haití. Espero que esta decisión no sea malinterpretada, y tenga la lectura correcta de solidaridad.

No me queda más que rogarle al Creador, al ser Supremo, porque pronto llegue el consuelo al hermano pueblo de Haití.

Salmos 51:1. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lucas 11:4. (Padre nuestro) “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”.

C. Ariel Gómez León

Diputado Federal