HIENAS DEL CHIAPAS PROFUNDO

Chiapas no encuentra rumbos, no se rehace desde el punto de vista de quienes han compartido infancia y son sus principales exponentes culturales. La hiedra multicultural y multicitada repite sus procesos digestivos y defeca fiestas donde el sueño los ausenta del “mundo perverso”.

La exaltación –que es plena y abundante- hace de lo que llaman fiesta grande un gigantesco flautista de Hamelin donde ratones y santos son nuestros compañeros de aventuras.

Pero ese optimismo –sintético y rápido- marca la intimidad deseada de quienes pasan a ser los personajes principales en esa especie de triángulo económico que conforman gobierno, nativos y turistas.

En este estrecho de identidades, los “colectivos de intervención” vuelven moral la encarnada sumisión de lo que Chiapas es en su espíritu edénico, en su portal de perversiones a pesar de ser la novia virgen y pura que sus propios hijos se cogen sin respeto ya que la muchacha es generosa en eso de las ideas, usos y costumbres; es, pues, la puta madre que va pariendo hijos como éstos:

*La o el periodista joven de Cultura

*El periodista viejo y desdentado de tanta memoria

*El periodista joven que se atraganta de tanta “verdad”

*Los poetas hijos del jaguar y la ceiba

*Los indígenas con rifles de palo

*Los indígenas que mandaron a estos indígenas con rifles de palo

*El fotógrafo (uno más) de Parachicos

*Los proletariados que cantan y escriben (o viceversa)

*Los zapatistas que las prefieren rubias

*Las Ong’s y las comisiones de derechos humanos

* Los lingüistas de la frailesca y su gula por la risa fácil

*Los que cantan Soy Chiapas y salen a la calle como reinas de la primavera

*El columnista de todas las mañanas

El gran Zapata revolucionario, que desde la Unach conforma señales y señuelos, es también ruin y cobarde porque no sólo permite sino que posibilita un periodismo cuyos criterios de decisión son la inteligencia estéril y el club cultural que confiere su máxima dignidad en un encerrón de nalgas, por lo que es obvio que no requieren, vamos, el mínimo de riesgo para confrontar “gobiernos opresores”.

Por eso es un hecho que informativos precarios no restauran dignidades, al contrario, agravan los conflictos entre individuos, grupos o clases en los eventos inmediatos dentro del mismo marco de pobreza donde –como las hienas- pueblo y periodistas se acostumbran a comer carroña por el orgullo-eso sí-de ser de Chiapas.

Luis Daniel Pulido

http://popotito22-pulido.blogspot.com/