CHIAPAS: HISTORIAS DEL PODER Y DEL PUEBLO

EL POLLINO Y SU HAZAÑA, UN HÉROE OLVIDADO DE LA LUCHA SOCIAL



Foto. René Araujo

Es 1955 en el México postrevolucionario, en Chiapas se marcó un hito en la historia no oficial, la historia que desde las instituciones públicas se pretende ocultar.

El 18 de octubre de ese año, un grupo de ciudadanos por vez primera encararon al entonces gobernador del estado Efraín Aranda Osorio y exigieron públicamente su renuncia al cargo en la plaza central, frente las puertas de Palacio de Gobierno. Una gesta suicida para los gobernados sometidos al gobernante.

El movimiento fue estigmatizado como "La Rebelión de Los Pollinos", pues quien encabezaba aquel movimiento, era don Artemio Rojas Mandujano, conocido por sus amigos y conocidos como “El Pollino”.

El periodista Carlos Ruiseñor Esquinca escribe en su libro El precio de la noticia que “en el amanecer del 18 de octubre de 1955, la explanada del palacio de Gobierno apareció ocupada por un grupo compresor de cien personas, las cuales portaban, mantas y pancartas contra el gobernador. Exigiendo una serie de peticiones entre las que destacaba la salida de (Efraín) Aranda Osorio del gobierno del estado. Una voz arengaba a los tuxtlecos sumarse al movimiento que por estar encabezado por Artemio Rojas (a) “El pollino” se le llamó “la rebelión de los pollinos”, rescata Enrique Hidalgo Mellanes, en El Sol de Chiapas el sábado 31 de octubre del 2009.

El Pollino y varios de sus colegas fueron a prisión. Fueron los primeros presos políticos del Chiapas postrevolucionario. Fueron acusados de delitos como disolución social y otros similares que tienen que finalidad silenciar a los disidentes políticos.

En 1969 un estudio jurídico sobre “Los delitos de disolución social” de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, el jurista mexicano miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Sergio García Ramírez, retomó el juicio y prisión posterior contra Rojas Mandujano y otros líderes que lo acompañaron.

El Pollino fue linchado por la clase política y empresarial, así como medios y periodistas de esa época que estaban al servicio del poder político de Efraín Aranda Osorio.

“Las publicaciones chiapanecas, por su parte, en 1955 hicieron causa común en la defensa de Efraín Aranda Osorio cuando un grupo de ciudadanos tuxtlecos, dirigidos por Artemio Rojas Mandujano, El Pollino, intentó finiquitar esa administración, exigiendo la renuncia del gobernador del estado”, dice en su La Prensa Maniatada, el investigador e historiador, Sarelly Martínez Mendoza.

En el capítulo VII, El Diarismo contemporáneo en Chiapas (1947-1958) Martínez Mendoza prosigue: El Diario de Chiapas, semioficial como era, respondió a los pollinos con una huelga de diarios chiapanecos por “la situación de anarquía” que privaba en Tuxtla Gutiérrez y en defensa de las “instituciones gubernamentales”.

“ Eliseo Mellanes al referirse al levantamiento ciudadano decía que la prensa debía hacer crítica, pero crítica constructiva, sin deformar la verdad, sin festinar los hechos y sin lanzar infundios que pudieran sembrar incertidumbre y desorientar al pueblo”.

Fidel Solís reforzaba la idea en el sentido de que el periodismo no podía ser combativo: “Porque no hay nada que entorpezca el trabajo remunerador y la actividad creciente del gobierno”.

“Con la prensa maniatada, la represión que sufrieron los pollinos en diciembre de 1955 pasó inadvertida en los periódicos. Por eso, Artemio Rojas fundó en 1956 su propia publicación, Chiapas Libre, que circuló sólo una vez. Sólo La Voz del Sureste, de Roberto Coello Lescieur, que se editaba en la ciudad de México desde 1949, simpatizó con este movimiento y le dio amplia cobertura”, explica Martínez Mendoza en La Prensa Maniatada.

Como vemos la prensa siempre ha sido así, literalmente como se titula el libro de Martínez Mendoza: "maniatada" al poder político local en turno.

Ya viejo, hoy El Pollino, está internado en un hospital geriátrico. Todas las mañanas, apoyado de su bastón, se puede ver al hombre salir de ese lugar y dirigirse al centro de la ciudad.

Y como lo hiciera el 18 de octubre de 1995, ahora nuevamente se planta frente a la puertas del Palacio de Gobierno, pero no para exigir la renuncia del gobernador sino para pedir una audiencia con el titular de ese poder ejecutivo, Juan Sabines Guerrero.

Y todas las mañanas recurre al mismo lugar para abandonarlos cuando ya la hora de la comida se acerca en el centro geriátrico donde se encuentra albergado.

Alto, de piel blanca y con una calvicie evidente El Pollino dice que no dejará de asistir a las puertas de Palacio de Gobierno con su cartulina en mano, hasta que unos oídos puedan escucharlo