El III Informe y temas económicos

Jorge López Arévalo

“El día que la mataron, Rosita andaba de suerte; de seis tiros que le dieron, sólo uno era de muerte.”

(Corrido mexicano)

El gobierno mexicano de Felipe Calderón tiene la piel muy sensible debido a que responde a las críticas con descalificaciones de donde provengan y eso es un signo de extrema debilidad, cuya expresión máxima es correr el Tercer Informe al 2 de septiembre. Surge la duda: ¿qué va a informar? ¿Que en los tres años fungiendo como gobernante los pobres se incrementaron en 10 millones? ¿Que la economía no crece, sino, por el contrario, decrece y el producto por habitante disminuye? ¿Que hoy nuestro PIB por habitante comparado con el de Estados Unidos es de apenas el 18 por ciento, como estábamos hace aproximadamente 50 años? ¿Que México es de las economías con el desempeño más pobre de América Latina? ¿Que somos un país estigmatizado en el mundo y que los canadienses nos piden visa? ¿Que la violencia se apodera del país? ¿Que los bancos ganan fortunas mientras todos pierden? ¿Que Carlos Salinas parece el titiritero y los demás comparsas? ¿Que su barco de gran calado naufragó en medio de la crisis y hace agua por todos lados? ¿Que el “catarrito” de Carstens se convirtió en tsunami que ha sumido en la pobreza a millones de mexicanos?

Muchos mexicanos tienen cada vez más la percepción de que vivimos en un país corrupto, de fraudes electorales, inseguro, violento, sucio, polarizado y segregado. Por eso la respuesta de muchos fue protestar con el voto nulo en las pasadas elecciones federales, como para decir a la clase política que no están de acuerdo. En política la diferencia es normal porque es imposible que todos pensemos igual. Hay políticos que se preocupan más por sus semejantes y los más por ellos mismos. Por eso sólo puede ser un rasgo de intolerancia que el presidente Felipe Calderón salga con reproches de que hay mexicanos que hablan mal en el extranjero y viven de ello. En la reciente gira que hizo por Colombia, Uruguay y Brasil comentó que la imagen que se tiene de México, no en todos los lugares, pero en algunos, “es que parece que aquí hay un enorme caos e inseguridad; que la gente, toda la ciudadanía, sufre los efectos de esa violencia”. ¿Y cuál imagen quiere que tengan si en todos los medios se habla de muertos, descabezados, entambados, mutilados, etcétera? ¿O Calderón estará hablando de los países nórdicos?

País de vivos o Juanitos

En México, al igual que otros países de América Latina, la “viveza” es admirada y “vivos” son los que abusan y se saltan todas las reglas, así sean presidentes, narcos, secretarios de Estado, millonarios, ladronzuelos, rectores, etcétera. “Vivos” son los corruptos y ladrones que pueblan la clase política de nuestro país, pero no sólo ellos, y lo peor, muchos de los que critican lo hacen porque quisieran estar en su lugar para hacer lo mismo y no por un problema de principios, condenando cualquier tipo de “viveza”, venga de donde venga. En México ser corrupto es ser “vivo” y se premia con impunidad, y la sociedad, lejos de indignarse, lo ve como algo normal, alimentando el deterioro moral sobre el que aumentan la delincuencia y la inseguridad.

No se puede seguir creyendo que “el que no transa no avanza”, “ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón”, “el año de Hidalgo” o, en relación con la violencia que azota al país, “policía que no se hace pendejo no llega a viejo”, o que tener un cargo signifique emplear a toda la familia, como en la Unach.

En lugar de hacer trampas o, lo que es lo mismo, conducirnos bajo los lineamientos de responsabilidad, honestidad, o sea, en el marco de la legalidad, es necesario emprender una cruzada nacional contra la corrupción, pero sobre todo que se aplique la ley y no sea la impunidad lo normal sino lo anormal. En síntesis, hay que dejar de ser un país de “vivos”, pues a lo único que conduce es al deterioro moral. Se debe luchar contra la corrupción, un cáncer que corroe las instituciones y merma las finanzas públicas en los tres niveles de gobierno e incluso en otras instituciones como las universidades.

Fui el que impulsó que las auditorías de los órganos de fiscalización del estado llegaran a la Unach cuando me desempeñé como secretario general y las impulsé contra viento y marea, y eso les consta a algunos funcionarios que nos acompañaron en esa época. Eso debería ser lo normal y, si uno como yo que manejó fondos públicos, robó o cometió actos de nepotismo, debería ir a la cárcel, así de sencillo. No podemos ser un país de “juanitos”, don nadie, que son vivos.

Balanza de pagos

En el artículo de la semana pasada comentábamos que se debe abandonar el Consenso de Washington, pues ya no existe, y del cual su padre fundador (John Williamson) señala que se dejó llevar por espejismos.

La economía mexicana tiene serios problemas, pues tenemos déficits gemelos, déficit fiscal y déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos; es más, tenemos déficit también de cuenta de capitales, por lo cual la balanza de pagos se ha ajustado con desprendimiento de reservas internacionales de divisas.

Balanza de pagos

Enero-junio 2008

Enero-junio 2009

Cuenta corriente

-4,742

-2,928

Cuenta de capital

10,557

-4,718

Errores y omisiones

1,855

-3,629

Variación de reservas

7,680

-11,260

Ajuste por valoración

-10

-15

Fuente: Banco de México

De acuerdo con la información del Banco de México, podemos deducir que vienen años difíciles, pues a esas medidas se les puede encarar como lo han hecho, desprendiéndose de las reservas internacionales de divisas, pero eso incrementa el riesgo país y no se puede hacer indefinidamente porque tienen un límite. Otra medida es el endeudamiento externo, aumentar la deuda del país, pero también debe ser temporal debido a que se debe generar condiciones de pago en el corto plazo. Es decir, para hacer frente a este problema en la teoría económica existen dos mecanismos, el primero es la devaluación de la moneda (que en tipo de cambio flexible se llama depreciación). Se puede posponer una devaluación en caso de que entre en operación el segundo mecanismo equilibrador: los movimientos de capitales. De existir una persistente entrada de capitales hacia el país se puede posponer la devaluación, pero no evitar, de ahí que el gobierno esté interesado en endeudar al país y retrasar el primer mecanismo equilibrador. Se puede decir que está defendiendo el peso “como un perro”. Sin embargo, tal situación es insostenible en el mediano plazo y la devaluación (depreciación) es inminente. Hay crisis de balanza de pagos, aunque todavía en límites manejables (ver gráfica).

Fuente: Elaboración con base en Banco de México.

La crisis de balanza de pagos no es pasajera y se debe a que los motores externos de la economía mexicana han fallado. Veamos qué pasó en este semestre (enero-junio 2009), comparado con el anterior (enero-junio 2008). Las exportaciones cayeron 30.2 por ciento, las remesas 11.9, las exportaciones petroleras el 54.8, la inversión extranjera total 45.6 y los ingresos por turismo 14.7. Todos los motores fallaron.

La crisis es seria, más allá de valentonadas de los que gobiernan el país; por eso, hasta la élite corporativa, como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y su Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, dicen: “Estamos de acuerdo con la necesidad de modificar el modelo, si ello está encaminado a instrumentar las reformas en materia fiscal, laboral y energética, entre otras, que desde hace varios años hemos insistido en que es fundamental aprobar para que funcione mejor el aparato productivo y se generen más y mejores empleos.” “En materia de gasto, es necesario un cambio que elimine el exceso y el desperdicio, así como la corrupción y la falta de rendición de cuentas, ya que en la última década el gasto público programable aumentó 80 por ciento en términos reales, es decir, casi 5.0 puntos del PIB.”

Parece que el Consenso de Washington se quiere romper también en México, pues todos los organismos empresariales (CCE, Coparmex y Canacintra) hablan de la necesidad de cambiar el modelo, y ésos no dan paso sin huarache. Sin embargo, se debe cambiar para mejorar no para las reformas neoliberales de tercera generación que desean los más ortodoxos funcionarios del gabinete y la ultraderecha mexicana incrustada en los organismos empresariales. El país está hoy como el campo, no aguanta más.