Carta a Ana Elisa -Amado Avendaño Villafuerte-

Me dirijo a ti por esta vía, en virtud de que durante los últimos meses, has estado “ocupadísima”, me dice una de tus asistentes y no has podido (o quizá no has querido) tomar, ni a mi ni a nadie, una sola llamada. Incluso a principios de septiembre acudí a nombre de la institución que represento hasta tu oficina y ni así, tampoco se pudo.

Cuando llegaste a ocupar esa importante responsabilidad, me dio un enorme gusto, no sólo porque eres la primera mujer que lo ocupa y porque estaba seguro de que pondrías el nombre de San Cristóbal muy en alto, sino sobretodo, por ser hija de una de las personas a quien yo le guardo mayor gratitud, cariño y respeto: mi maestra Amparito, que con amor y dedicación me educó durante mis primeros años en el jardín de niños.

Supuse quizá por ello que en cierta manera compartíamos los valores que desde entonces se me inculcaron.

Sin embargo lamento ahora enterarme de los motivos por los cuales no respondiste nunca a mis llamados, ni a los de nadie.

No es un asunto personal, ni te escribo ahora como periodista, ni como servidor público, bueno, ya ni como amigo. Te escribo como un ciudadano chiapaneco indignado, decepcionado y agraviado por tu proceder al frente del Congreso del Estado. De los demás podemos esperarlo todo, ¿pero de ti?

Mira que llegar tan lejos para terminar haciendo un papel tan lamentable, tan indigno de una dama de familia respetable. La aprobación alevosa de esa reforma a todas luces anticonstitucional, para mantenerse de manera mañosa y abusiva en un cargo para el que tú y los otros fueron electos por un periodo improrrogable, bajo el pretexto estúpido de ahorrarse el gasto que implican los comicios, es un atentado contra la inteligencia y contra la democracia que tu partido tanto proclama. En política, la forma es fondo.

¿Cómo permitiste que te pasaran por encima y te manipularan de tal forma para que la historia Chiapas te juzgue lamentablemente, no por tu trabajo y trayectoria, sino como la diputada que encabezó la mesa directiva que permitió e impulsó uno de los más grandes agravios a la Constitución del estado? ¿Qué reforma en lo oscurito sigue ahora? Porque una vez hipotecada tu dignidad, cuando se rebasa ese límite, se es capaz de cualquier cosa.

Deberías escuchar lo que de ti se dice entre los compañeros de la prensa, entre políticos y funcionarios, pero sobretodo, entre gente digna que en tan alto concepto te tenía, que pensaba que no eras una más del montón. ¿Te imaginas lo que hubiera escrito mi padre sobre lo que hicieron?

Pase lo que pase ya dinamitaste los puentes de la confianza que había con tus representados. No se si haya forma de revertir el daño que le han hecho a Chiapas. Lo que si se, es que la historia y el tiempo terminan por poner a cada uno en su lugar.

Tu silencio es la respuesta. Grande te quedó la política.