TOLVANERA 
República enfermaRoberto Zamarripa
Reforma/11-May-2009
(Extracto de su columna)


El ocultamiento de cifras de epidemia no es nuevo para él. Ocurrió también con el dengue donde crecían los enfermos pero en el reporte oficial era inexistente el mal, hasta que una ex funcionaria reveló que el gobierno jalisciense maquillaba las cifras.

La República se enferma de éste y otros virus. El sistema descentralizado de salud no ha profesionalizado ni ha hecho eficiente una política que ya da muestras preocupantes de rezago. No hay eficiencia sino ignorancia; no hay calidad ni calidez en la atención sino incompetencia y desdén; no hay compromiso de los gobernadores sino caprichos y revanchas.

Juan Sabines, el gobernador de Chiapas, removió en diciembre del 2007 al doctor Javier Castellanos Coutiño, ex subsecretario de Salud federal y quien ocupara distintos cargos en el ISSSTE, porque sospechó que estaba involucrado en una intentona de "golpe político" en su contra. Colocó en su lugar a Adrián Pérez Vargas, súbdito antes que médico, leal antes que profesional.

Sabines publicó desplegados donde presumía que la entidad estaba "libre de influenza". Con el costo de alguno de esos desplegados bastaba y sobraba para sufragar el sepelio, en el ejido de Quijá, de Leandro García, un obrero que trabajaba en el Distrito Federal y que había retornado a Comitán con un catarro que se convirtió en mortal. La epidemia llegó a Chiapas con una cadena de fallecidos aún no aclarada. Por orden superior, los casos se callaron en los hospitales chiapanecos.

Es la República enferma, donde las recetas las dicta el gobernador; donde el chofer puede ser secretario, el galeno puede ser diputado, el amigo oculta las cifras de las enfermedades, el pariente infla la compra de medicamentos, y si se mueren los pacientes no anotan como causa un estornudo, sino el desacatamiento de medidas: el paciente murió por no comprar películas para ver en casa mientras pasaba la epidemia.
 
Correo electrónico: tolvanera06@yahoo.com.mx