Disminución de remesas, recesión en México y virus golpearán a la economía chiapaneca

Lunes, 18 de Mayo de 2009

Jorge Alberto López Arévalo

http://www.estesur.com.mx/ 

 Las remesas de los chiapanecos han estado disminuyendo desde 2007, no así la emigración, pues Chiapas se ha convertido en el estado mexicano que más expulsa población a Estados Unidos. En términos de las primeras, por su mengua, el país fue el cuarto en 2007, el tercero en 2008 y el primero en el primer trimestre de 2009, medido en términos relativos, es decir, por la tasa de crecimiento, y en absolutos fue tercero en 2007 y 2008 y el primero en el trimestre inicial de 2009 (en 2007 perdió 45.1 millones de dólares en relación con 2006; en 2008, 76.7, respecto a 2007, y en el primer trimestre de 2009, en cuanto al de 2008,  39 millones de dólares), lo cual tiene que ver con la recesión de la economía estadunidense, que comenzó en el sector inmobiliario y afectó a la industria de la construcción en un primer momento, que empleaba a muchos paisanos.

 Sin embargo, lo ocurrido en el primer trimestre de 2009 debe llamar a la reflexión, pues se perdió 39 millones de dólares, comparando con el mismo de 2008, y la entidad se convirtió así en la que más ha visto disminuir las remesas en el ámbito nacional en tal periodo. Para entender la magnitud de la afectación se puede decir al respecto que se pasó del lugar 11 al 13 entre los estados mexicanos.

Hoy la crisis afecta a muchos sectores de Estados Unidos y el país está en recesión. Se ha perdido más de 3’000,000 de empleos y de éstos más de 2’000,000 en los últimos cuatro meses de 2008 y el primer trimestre de 2009, lo cual repercute en los trabajadores migrantes, pues son los primeros en perder puestos de trabajo, y los chiapanecos, como llegaron al último, son los más vulnerables en el mercado laboral estadunidense. En Chiapas el principal producto de exportación es la gente, aunque sea políticamente incorrecto señalarlo y admitirlo, pues las remesas superan al valor de la producción de la mayoría de los productos agropecuarios. Es por eso que la afectación fundamental de la recesión “gringa” viene del lado de las remesas, pero la gripe AH1N1 traerá otra afectación a la industria turística que despegaba en la entidad, y se sentirá en las ciudades que se han venido especializando en esta actividad, pero también golpeará a proveedores, industria de la construcción, sector agroalimentario, granjas porcícolas, etcétera, repercutiendo en los empleos y la disminución de los de por sí menguados ingresos de los chiapanecos.

 La crisis chiapaneca es estructural y dura ya casi tres décadas. No se saldrá con medidas cosméticas, y urge revisar el modelo económico que ha perpetuado el estancamiento, porque no se trata de un brete cíclico, pues de éste se sale más o menos rápido y aquí ya lleva casi 30 años, que cumplirá en 2010, siendo seguro que así será por el panorama adverso.

 En suma, los efectos serán de envergadura, más si consideramos los problemas derivados del incremento en el déficit fiscal por la baja adicional en la recaudación asociada a las actividades económicas afectadas y por el costo de estímulos fiscales y las presiones inflacionarias y cambiarias que se expresarán con más fuerza durante el segundo semestre de 2009. Es decir, acerca de las remesas, la afectación es directa, como la derivada del virus que tambaleara la actividad turística, pero el incremento del déficit fiscal le pegará también, pues los hacedores de política económica se verán obligados a reducir el gasto. No tienen en mente abandonar la política neoliberal.

 La mayor parte de los países ahora apuesta al déficit fiscal para relanzar la demanda agregada. Es el caso de Estados Unidos, el cual se estima tendrá un déficit de 12.9 por ciento del PIB en 2009, y de España, con uno de 8.6 por ciento del PIB en el mismo año, por citar sólo dos países desarrollados de los más afectados por la crisis. El gabinete económico de México estima un déficit de 1.9 o 2.0 por ciento del PIB y se asusta. El lastre neoliberal no le permite ver qué hay más allá del neoliberalismo. Ello afectará a Chiapas de manera considerable, pues es la entidad más subsidiada del país y cualquier disminución del gasto repercute inmediatamente en los ingresos de los chiapanecos y la economía.

Moody’s, una de las tres principales firmas de calificación financiera en el mundo, afirmó:

“México está condenado a verse arrastrado a una contracción mayor” a la que ocurra en Estados Unidos, apuntó. “Aunque México tenía una situación macroeconómica más saludable, el gobierno no generó la flexibilidad fiscal suficiente (gasto) para mitigar el impacto de un choque externo” (jornada, 15 de mayo 2009). Es decir, hasta S&P Moody’s dice en pocas palabras, que México será arrastrado a una contracción mayor por no abandonar la esencia del neoliberalismo como doctrina. Ver para creer.

 

 

No se sabe si los del gabinete económico chiapaneco estén dimensionando los efectos múltiples de estos problemas, que además los rebasan, pues su ámbito de competencia no es ése, pero al menos deben prever y, en medio de la tempestad, saber qué hacer. No les debe saltar la liebre como con el “virus”, que decían no había, cuando ya existían casos confirmados en la misma página web de la Secretaría de Salud. La recesión de Estados Unidos afecta las remesas principalmente, el virus daña al turismo y la recesión de México perturba los ingresos tributarios y con ello el gasto público. La afectación en Chiapas será triple, pues vive prácticamente del gasto público y las remesas, que llegan a representar el equivalente de más de la tercera parte del PIB; además, el virus afectará el turismo, una de las pocas actividades que estaban despegando en la entidad.

 La baja de las remesas afecta en primer lugar a las familias que dejan de recibirlas, pero impacta al comercio, pues disminuye el consumo y con ello las ventas y, si se demanda menos bienes y servicios, baja la demanda agregada, y esto tiene un efecto negativo en la producción interna y el PIB, y también en las empresas remesadoras y los bancos, los cuales han visto contraer las transacciones, y en la industria del transporte, las agencias de viajes, los “coyotes”, los campesinos subsidiados con remesas, etcétera. Es decir, tiene muchos daños colaterales en las familias que reciben remesas y en la economía de Chiapas. La reducción de los envíos es la principal afectación en el corto plazo a la economía chiapaneca de la crisis global. Si los precios del petróleo se mantienen bajos, la recesión continúa y los ingresos tributarios siguen cayendo, el 2010 lo será por disminución de gasto público. Éstos son los puntales que mantienen a flote la deteriorada economía estatal (gasto público y remesas); si se desploman, como ya lo están haciendo las remesas, imagine qué pasará. La entidad se ha convertido en los años recientes en una economía rentista con síntomas de enfermedad holandesa atípica.

  Las razones son simples. La crisis económica de Estados Unidos golpea, pero será letal la afectación por la recesión de la economía mexicana por el lado de la disminución de los ingresos, que llevarán a restringir el gasto público y, para acabarla de amolar, el virus AH1N1 aturdirá su naciente y floreciente industria turística.

Es decir, si Estados Unidos ha perdido más de 3 millones de puestos de trabajo, se debe esperar que los chiapanecos también hayan perdido empleos y que sus expectativas de obtenerlos pronto sea incierta. Quienes los tienen temen perderlos y parte de lo que enviaban lo ahorran para los tiempos de “vacas flacas”, y otros optan por el retorno a las filas del subempleo y comer tortilla con sal y chile. Ésas son las razones que han hecho disminuir sensiblemente las remesas en Chiapas. Sin embargo, la emigración de chiapanecos no ha parado, pues en 2007 fuimos el primer lugar en el país en expulsar migrantes a Estados Unidos, pero ni así las remesas aumentaron en 2008 y menos en el primer trimestre de 2009, lo cual quiere decir que la incorporación al mercado de trabajo no está resultando positiva, pues hay más chiapanecos, pero mandan menos divisas porque hay mucho desempleo. Además, mediante el trabajo de campo se observa retornos importantes de paisanos que vivían en Estados Unidos sin intención de regresar por la crisis económica; aunque investigadores del Colegio de la Frontera Norte digan que no hay retorno, en Chiapas lo hay y la disminución violenta de las remesas lo prueba, algo obvio, pues las redes de los chiapanecos están menos consolidadas y, si no tienen trabajo allá, no comen y no tienen para pagar la renta, mientras aquí al menos vienen a engrosar las filas del subempleo y pueden tener dónde dormir y comer un taco de frijol o chile con sal.

 La migración a Estados Unidos no se detendrá en Chiapas, pero hay retornos que pueden ser para aguantar la recesión del norte, pero la disminución de remesas es una realidad desde 2007, y esto tiene efectos a niveles micro y macroeconómico como factores adversos. La recesión mexicana -hoy ya reconocida hasta por Agustín Carstens, quien sostenía lo del catarrito, o Felipe Calderón, diciendo, en una “valentonada”: “Pase lo que pase en Estados Unidos a nosotros no nos pasará nada porque tenemos un barco de gran calado” (el cual naufragó y se está hundiendo)- y el virus nos dan la puntilla en el sector turístico, que al parecer se estaba convirtiendo en una de las actividades dinámicas del estado y por la que se debe apostar para el desarrollo de la entidad, pues es donde se tiene mayor potencialidad.