Carta denuncia de una indignada ciudadana pijijiapaneca

Hace una semana fui con mi papá a pagar la tenencia vehicular y lo de catastro a la sucursal de Hacienda del Estado en Pijijiapan, Chiapas, cuando llegamos había una larga fila que llegaba hasta la presidencia municipal.

Nos formamos como eso de las 9 am eran apenas las 12 pm cuando nos dijeron que ya no iban a trabajar porque no había sistema, cabe mencionar que la fila era enorme y que a lo mucho solo pasaron 3 personas en el transcurso de las 3 horas, pero eso fue el primer día. Ya van varios días que hemos ido y pasa lo mismo, ya hasta con el pretexto de que no hay papel nos salieron.

Un conocido mío y el policía que cuida ahí nos comentó que si le dábamos una lanita pues nos hacían el trámite, además de que se quedan los cambios de los pagos porque argumentan que no tienen cambio o porque se hacen gueyes a la hora de darlo y dicen: "ahí que quede para la secretaria".

Ésta sucursal de Hacienda sólo tiene una mugre caja porque los demás se la pasan jugando en el internet o haciéndose gueyes con los papeles para que las personas vean como supuestamente trabajan. Y lo único que hacen es que la gente se abrurra y se vaya y después se comiencen a vencer los plazos de pagos para así pagar intereses moratorios.

Para los que no saben, Pijijiapan, tiene la categoría de ciudad debido a que cuenta ya con más de 70,000 habitantes y no es posible que para ese semejante cantidad solo haya una mugre caja para pagar en Hacienda.

Otra de las cosas que me percaté en mi estancia en Pijijiapan, es que los integrantes de Salubridad y Sanidad que llegan de Tonalá llegan a exigirle a medio mundo restaurantero.

Pero como hay algunos restaurantes que si cumplen con las reglas, buscan por todos los medios sancionarlos hasta por si se acabó el rollo de papel en el baño en ese momento es una sanción. Todo, con tal de que les den su mordidita y como no dan su brazo a torcer les siguen y siguen poniendo más normas hasta las que no existen en el reglamento como la de hacer más lavamanos cuando ya hay como 5.

Los inspectores de Sanidad recurren a cuantas argucia legaloides para que mínimo les pasen sus 3,000 pesos al mes y con comidas gratis cada vez que llegan. Algunos de los restauranteros se han tenido que amparar con influencias de diputados que llegan a comer de a gratis en sus negocios.

Otros como los puestos de tacos de la calle les dan dinero con tal de que los inspectores de Sanidad no abran la boca y los sancionen, aún cuando en esos lugares a el agua está sucia, no hay donde lavarse, hay perros y hasta en las sillas y las mesas se ve la mugre. Maldita corrupción.