PROPUESTA CIUDADANA

Carlos Hiram Culebro Sosa

Varios mensajes por internet llegan una sola ocasión a los correos electrónicos y otros se reciben varias veces. A esta última categoría corresponde el texto “Propuesta ciudadana”, denominado también “Demanda ciudadana”, que contiene diez propuestas y reflejan el amplio rechazo a la actuación de los partidos políticos, del gobierno federal y por supuesto a los políticos en general..

Este texto pretende presentar objeciones y concordancias con esa iniciativa, fundado en argumentos expresados en diversas conversaciones, entre otras con un notario público que desea mantener su nombre en el anonimato.

Los senadores deben ser 64, dos por cada estado y no uno como se ha sugerido en otros momentos. Uno solo concentraría mucha autoridad, y sólo el poder ejecutivo es unipersonal. Esto fue olvidado ¿o no lo sabía? el presidente Vicente Fox al aludir a “la pareja presidencial”.

Los diputados federales deben ser 300, uno por cada distrito electoral, y los distritos corresponder a una unidad territorial económica y a un índice de población. En la distribución actual hay mucho por hacer para una mejor repartición.

Los diputados plurinominales, como se sugiere en el documento que se analiza, deben ser eliminados. Fueron necesarios para que la oposición creciera, cuando había notorio predomino del PRI.

En el poder legislativo, el cambio más importante es que no se les permitiera autorizar su presupuesto, porque de esa manera “se sirven con la cuchara grande”; dicho en otras palabras, en la situación actual, se aplica aquel refrán que dice: “El que parte y reparte, se queda con la mayor parte”.

Lo antes expresado se facilitaría si el financiamiento público estuviera sujeto al rendimiento de cuentas ante la opinión pública, por medio de internet y ante el Poder Judicial; no es posible que los mismos legisladores se auditen.

El financiamiento a los partidos ha provocado, aparte de corrupción, que los candidatos se olviden de la gente y dependa de la mercadotecnia, que el suscrito detalló en el artículo titulado: “¿Candidatos o galletas?”, para aludir que no hay mucha diferencia en el tratamiento publicitario de cualquier aspirante a un cargo de elección popular y de ese producto.

Si se reduce o excluye del financiamiento público la partida que se gasta en prensa, radio y TV, aproximadamente el 75% del monto de las campañas, los candidatos tendrían que volver a presentarse ante la ciudadanía con más frecuencia que como lo hacen ahora, pedir el voto y recibir aceptación o rechazo, y hasta mentadas de madre si el desempeño de su partido ha sido malo. Cuando el suscrito contendió por la diputación federal por Tuxtla, no hubo la oportunidad de recibir recordatorios de su progenitora, por tratarse de un partido de reciente creación y efímera vida, pues no se alcanzó el mínimo de votos necesario para que subsistiera.

A lo anterior cabe añadir que el costo de las elecciones es muy elevado, y quienes resultan electos no son suficientemente representativos, porque los elige un porcentaje de la minoría que sufraga, de manera que hay legalidad, pero no legitimidad en esa representación. Prueba de ello es que en las elecciones del pasado 5 de julio, si hubiese votado el cien por ciento de la lista nominal, el valor de cada voto hubiese sido de $ 33.80. Considerando el costo originado por el abstencionismo más los gastos de campaña, el total se eleva a $ 102 por cada papeleta depositada en las urnas; sin embargo, otros cálculos estiman cantidades muy superiores a estas cifras. La idea del documento que se comenta es que se recorte a la mitad el presupuesto de los partidos políticos.

Tres ideas del texto que se analiza, y se objetan, son las siguientes:

Candidatos ciudadanos. La idea parece atractiva, pero ¿qué se haría si para elegir al Presidente del país se registran 70 o más candidatos? Sería muy complejo coordinar una elección en esas circunstancias, por lo que se tendría que reducir el número de aspirantes, y esto último equivale a tener ciudadanos de primera, segunda y hasta tercera categoría.

Plebiscito. Aunque la idea abona el principio de una mayor libertad en relación a nuestros gobernantes, ¿qué tan racional sería el voto del altísimo porcentaje de analfabetos y de analfabetos funcionales?

Referéndum. Aunque tiene la misma ventaja del punto arriba señalado, tiene algunos inconvenientes. A su amparo llegó Hitler a la posición que alcanzó.

Otra idea contenida en ese mensaje, que no se refuta, es la eliminación del fuero. Este privilegio debe ser para la libre expresión de las ideas, criterios y opiniones en relación con su función, y nada más. En las circunstancias actuales, el fuero permite declarar como información restringida los concursos y costos del segundo piso del periférico en la ciudad de México. Esos expedientes podrán abrirse cuando ya haya prescrito toda responsabilidad por lo mismo y entonces, ya pa qué pictes!