Zapatistas bloquen carretera en Chiapas

Fredy Martín Pérez

Unos 500 indígenas tzotziles adherentes a La Otra Campaña del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mantienen bloqueada la carretera Panamericana, para protestar con la construcción de la autopista San Cristóbal-Palenque.

Los hombres, mujeres y niños, con los rostros cubiertos con pasamontañas cerraron la vía a las 11:00 horas, a la altura de la comunidad Mitzitón, donde la semana pasada, un católico perdió la vida y cuatro más resultaron heridos.

Los indígenas instalaron palos y piedras sobre la carretera, para evitar el paso de los vehículos que permanecen varados a lo largo de más de 3 kilómetros sobre la Panamericana, que enlaza las poblaciones de San Cristóbal y Comitán.

A las 13:00 horas, los indígenas permitieron el paso de vehículos y así continuarán cada dos horas para permitir que fluya el transporte por esa área.

Por cada automovilista, los indígenas piden una “cooperación” de 20 pesos.

En Mitzitón se vive una pugna por problemas religiosos entre indígenas católicos y evangélicos.

Pero la construcción de la autopista agudizó las pugnas entre ambos grupos, porque los católicos se oponen a la construcción de la vía de 160 kilómetros y de cuatro carriles, tiene una inversión de 2 mil 800 millones de pesos.

Desde Los Altos

Fredy López Arévalo

Católicos de Mitzitón bloquearon esta mañana un tramo de la carretera Panamericana, que conduce de San Cristóbal de Las Casas a Comitán.

La hilera de automovilistas varados alcanzó los tres kilómetros de longitud, en ambos extremos del bloqueo, causando malestar contra los manifestantes.

Los campesinos de Mitzitón se oponen a que pase por su comunidad el trazo de la autopista a Palenque, aunque en el trasfondo del movimiento subyacen viejas rencillas: una de carácter religioso y otra de carácter agrario.

Los tradicionalistas de Mitzitón han disfrazado su lucha contra el paso de la autopista, para despojar de sus derechos agrarios a 98 familias de evangélicos que habitan la misma comunidad, donde poseen 73 hectáreas de tierras, bajo el subterfugio de negarse a cooperar en las festividades comunitarias y rebelándose contra la autoridad ejidal.

Los católicos tradicionalistas se dicen adherentes a “La otra campaña”, una aventura del subcomandante Marcos, líder del EZLN, que terminó por naufragar, aunque sirvió a la derecha para cerrarle el paso a Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato del PRD a la presidencia de la República.

Desde hace algunas semanas Mitzitón ha llamado la atención de los medios de comunicación, incluso antes de que el conflicto intercomunitario cobrara la vida de uno de ellos y cinco más resultaran heridos.

Es hasta ahora el costo de una vieja reyerta entre católicos tradicionalistas (conversos recientemente al zapatismo) y evangélicos, de la iglesia Alas de Águila, cuyo líder moral es el pastor Esdras Alonso.

Un viejo conflicto religioso que ahora reaparece con otro ingrediente: la disputa por la tierra, y más aún, de un territorio donde decenas de centroamericanos pasan de manera subrepticia en busca del sueño americano, y la tala clandestina de madera.

El pretexto político es lo de menos.

Ahora se argumenta que como trasfondo del problema está la oposición de los tradicionalistas a la construcción de la autopista San Cristóbal de Las Casas-Palenque, causa que les ha granjeado el respaldo del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), adherentes de “La otra campaña” de San Cristóbal de Las Casas y la Sociedad Civil Las Abejas, de Chenalhó.

Pero los tradicionalistas parten de un supuesto falso, porque el trazo de la carretera se modificó desde que esa comunidad externó su oposición al proyecto, según lo manifestó de manera oficial el secretario de Infraestructura del gobierno de Chiapas, Ricardo Serrano Pino.

Yo mismo pude corroborar las declaraciones de Serrano pino con un sobrestante de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Julio Domínguez, quien a su vez llamó al Ing. Augusto Bello Vargas, director de Proyectos Carreteros Federales, para confirmar de manera oficial que la autopista no pasará por la comunidad de Mitzitón.

Eso debería bastar para desarmar el principal argumento de la protesta social de los católicos tradicionalistas de Mitzitón, y para ir despejando el camino al entendimiento, al diálogo, a la negociación, que impida que 98 familias de evangélicos sean despojados de sus derechos agrarios, de esas 73 hectáreas que mantienen en posesión, porque al igual que los tradicionalistas son nativos de ese lugar.

Pero no ha sido así.

Ayer a las 10 de la mañana opositores a que pase por Mitzitón la autopista San Cristóbal de Las Casas-Palenque, bloquearon la carretera Panamericana, afectando derechos de terceros; decenas de automovilistas y transportistas de pasajeros y carga, de bienes perecederos, que transitaban por esa vía, en ambos sentidos, y que por horas se quedaron varados.

Con ello, lo que era en apariencia un conflicto intercomunitario se sobredimensionó y ahora ha cobrado tintes políticos, para convertirse en una protesta de neozapatistas contra un proyecto que de antemano ha sido modificado y que no afectará a la comunidad que se opone, que se manifiesta, que bloquea la carretera, que obstruye el paso de una de las vías más importantes de Chiapas, la carretera Panamericana, que comunica a esta parte de México con Centroamérica.

Las autoridades de los tres niveles –federal, estatal y municipal- deben intervenir de inmediato, antes de que la inconformidad se desborde y cauce más confrontación, más violencia, más sangre, más sacrificio, más polarización social, algo innecesario, inútil, inoficioso, porque la decisión de la SCT ya ha sido tomada: el trazo de la autopista San Cristóbal de Las Casas-Palenque se ha modificado, solo resta conocer el nuevo trazo de esas importante vía, que traerá beneficio a muchos, cuidando de no afectar los intereses de los menos, para evitar la inconformidad social, el disenso, el enfrentamiento inútil, estéril, que a nada conduce.

El propio Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas admite que confluyen en este conflicto varios ingredientes, tres de ellos los más importantes: el religioso, el tráfico de indocumentados, y el trazo de la autopista.

Según la información proporcionada por el Frayba, “el conflicto se originó con la sanción que la asamblea ejidal impuso a dos ejidatarios entre ellos el señor Carmen Díaz López, a quien según las autoridades ejidales fue sorprendido utilizando su solar urbano para resguardar personas indocumentadas, lo que los llevó a sospechar que el señor Carmen Díaz se dedicaba al tráfico de personas motivo por el cual se le sancionó privándolo de sus derechos agrarios y expulsándolo de la comunidad”.

Según las autoridades ejidales de Mitzitón, ante la sanción impuesta al señor Carmen Díaz por la asamblea ejidal, éste se dedicó a promover la división en la comunidad aprovechando su condición de pertenecer a una asociación religiosa evangélica denominada “Alas de Águila 2000”, consiguiendo que los pobladores de Mitzitón que profesan su misma religión se revelaran (la falta ortográfica es del Frayba) contra las autoridades tradicionales de la comunidad, dejando de cooperar y realizar trabajos comunitarios, además de matizar el conflicto con la connotación religiosa y hábilmente involucrar, con actuaciones a favor del grupo evangélico, al Subsecretario de Asuntos Religiosos”.

El abogado Miguel Ángel de los Santos, catedrático de la Facultad de Derecho de la Unach y reconocido defensor de los Derechos Humanos, considera fundamental establecer una mesa interinstitucional para atender de manera puntual cada uno de los presuntos problemas que han originado la confrontación entre los grupos en pugna, a fin de evitar que un conflicto de carácter intercomunitario trascienda o escale a otros niveles, como ya sucedió con el bloqueo carretero que afectó a cientos de automovilistas.

El Consejo Interreligioso de Chiapas debe ser parte de la solución, y la autoridad moral del obispo Felipe Arizmendi Esquivel debiera ser un factor de distención y de diálogo entre los católicos tradicionalistas, que se han radicalizado expulsando de la comunidad a 89 familias de evangélicos y bloqueando la carretera Panamericana.

Si el Consejo Interreligioso atiende el conflicto religioso se atiende uno de los problemas.

Si la SCT publica el nuevo trazo de la autopista, se diluye otro.

Si la Procuraduría Agraria atiende la disputa intercomunitaria por los derechos de unos y otros, se salva la última.

Todo está en que la parte beligerante tenga voluntad de diálogo, y que el Frayba adopte una postura imparcial, no unilateral, para abonar al diálogo, a la conciliación, a la paz.

Con el Frayba coincido en lo fundamental:

“Es urgente que el gobierno del estado rinda un informe detallado sobre la construcción de la autopista San Cristóbal-Palenque y que consulte a los pueblos indígenas que vayan a resultar afectados por la construcción de dicha obra, esto en términos del Convenio No. 169 de la Organización Internacional del Trabajo y de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”.